Filosofía de la musa

(Imagen generada con IA)

Filosofía de la musa

 

Víctor Atobas

 

Montañas de cristal en polvo
enfoscado en el opio de la pintura mural
que coloreo con los pigmentos de la palabra
en el cobijo de las perlas flores de jazmín
y jardín psicotrópico;
las cogitaciones de descartes
las fúnebres oraciones apostadas en la varilla del paraguas de berkeley
las abrasiones de la lluvia ácida y útil de kant
me hacen vulnerable a las maduraciones de la júnjuma vampírica
por lo que agradezco, musa mía, tu ayuda
en el cuidado de las jovencísimas yemas de mi hueso.

Si no te drogaras úrsula
musa mía
te invitaría con sumo gusto
a una tira entera de sellos empapados
con la sonrisa del gato de cheshire;
te querría recitando ciberlenin ciega de ácido lisérgico
como una hippy enamorada de la vida en la nueva época
para que viajáramos juntos más allá del imperio yanki;
por fortuna, ya rebosas de roja y colocada
aquí, sentada a mi lado
mientras juegas con la navaja de la espina
clavando en mi mano el filum de atenas.

Si transcurrieran incontables décadas
seguiría muriéndome de ganas de que volvieras
a clavarme la espina
de la rosa de la filosofía
tal y como ahora haces
naciendo el hueso más duro en mi pensamiento:
¿qué diferencia existe en el seno
de lo uno de tu nombre desdoblado
entre tu apelativo úrsula de musa
y la irrupción de tu verdadero nombre
en la carne que elevo
hasta el alma?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Otros poemas de Víctor Atobas:

 

 

La rotura del silencio

El último poema a la cardeña

El mal de amores

Látigo risa perla

Mi conejo de angora

La delicia turca de tu boca

La adoración de la niña eléctrica

El delirium de lo sublime

El encuentro de mi novia con los júnjumos pitufos

Carta a los reyes magos

Cumpleaños diecisiete

Navidad en guerrilla contra la trágala patriarcal

La maestra del suspirador

El filósofo de la cardeña contra la ostra de la vampiresa

La creación de la hora

Amo quema

Quémame

Júnjuma cordura

Cuando tengo algo que decir

Suéñame

Si calla el mirlo

Un sueño que en mí repite

¿Uno de los nuestros?

Amiga paraíso

La música que escuchamos hoy en día

Contra la autoridad del ojo

Agosto en Ninguna Parte

Noche de azul suspiro

Pescadores de sueños

Kinderpolitik (o la ciencia política del huevo kinder)

Esponsales

Las memorias de mi país

Poema contra la democracia

Poema al amor trágico

Los cuatro duros

Domingo a diario

La voz de la alemania

Franco arquitecto

El but de jak

La muchacha alada

La filosofía de la trágala

La trágala fuera

Atravieso todas las trágalas

Motor prieta válvula

La autoridad se la dejo a las ratas

Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




La rotura del silencio

(Imagen generada con IA)

La rotura del silencio

 

Víctor Atobas

 

Berlín de roscas júnjumas
rizos de médulas mordiendo sus propias colas
de metal alemán rótula múnich en la cabeza de la vecina
que llega hasta el llamado de mi puerta con nudillos
inflamados por el giro de la tuerca única
trágala pelambrera de angora endurecida
y ni te muevas:
¿estás loco?,
a partir de las once es obligatorio el silencio
en el edificio por ley o llamo a los agentes;
mis amigos escuchan estupefactos el dictum alemán
no sin antes haberme preguntado
durante la cena de una onza de cacao en polen
cuál es el nombre que evoco por la noche.

¿Nombre
de mujer?,
mi musa tiene más de uno
y tiemblo al pronunciarlo:
úrsula
tiemblo
úrsula
con la mandíbula en ósea castañuela
aun la cocaína de los andes es buena
como la altura de la ilusión navideña
antes de roturar la nevosa represa
erigida por el hielo gris de los reyes pochos;
el líder del grupo enseña zarpa y diente de sable
estás loco atobas
atobas estás loco
y tú, úrsula, respondes:
más loca estoy yo
con el estiramiento de las acentuaciones
intensificadas con el desprendimiento
de la blancura del vuelo de un ave de migraciones
mientras te inclinas sobre la mesa
y repites, sin que tu interlocutor responda:
más loca estoy yo.

Úrsula
musa mía
tú curas la herida
infligida por los golpes de la gélida censura,
tú curas la herida
con la rotura de la placa añil del silencio;
siempre que requiera la apertura de mi espíritu
buscaré, úrsula, tu abrazo tendido en el calor
de la palabra afín.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Amo quema

Quémame

Júnjuma cordura

Cuando tengo algo que decir

Suéñame

Si calla el mirlo

Un sueño que en mí repite

¿Uno de los nuestros?

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Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




El último poema a la cardeña

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El último poema a la cardeña

 

Víctor Atobas

 

En la cinta nervadura de presteza
me señalasteis, amigos míos, al turco
cabeza de chivo expiatorio de cardeña
que habíais elegido como leña a astillar
aserrín júnjuma
él no trabaja
trágala aserrán
no vale para nada;
yo insistí en que él, que era el miembro
de mayor edad del grupo de perlas,
aun no estuviera
empleado en la reserva
del astillero naval sestao,
tenía derecho a la existencia
así como a buscar amor en otro caladero.

Cuando él se mudó a los burgos
y yo empecé a abrir mi alma
en las revelaciones del poema
me convertí en el nuevo chivo expiatorio
y cargasteis contra mí todas las humillaciones;
si tanto os irritaban los bastiones de mis palabras
podríais haber ignorado mi verdad poética
mas no lo hicisteis.

No os preocupéis, amigos míos:
a partir de ahora aguardaré
la duna favorable de la arena,
cantaré a todos los burgos del planeta
y no a un diminuto rincón de la cardeña;
tarde o temprano
me marcharé del pueblo
y vosotros tendréis que indagar
en búsqueda de otro chivo expiatorio
sobre el que volcar todas las culpas
todas las amenazas
júnjuma aserrín
trágala aserrán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




El mal de amores

(Imagen generada con IA)

El mal de amores

 

Víctor Atobas

 

Miel
romero
rocío
tiemblo
y rocío y rocío y rocío
tiemblo y tiemblo y rocío y tiemblo
con ígneo erizo en la piel punzada
con las mil púas llamaradas de deseo;
te busco en el centelleo de la luz aún
aún amenazada
del luciernagal porvenir…

Cuando el silencio saca pecho de mi tallo
es por el acecho del afile de la hoz trágala
martillada avena
júnjuma,
pero ya basta, amor;
ya es demasiada la siega última del sorgo
la cosecha de la hastiada planta del temor;
renuncio ahora a disimular
el hecho de que me enloqueces
pues, aunque tratara
de que mi suspiro pasara desapercibido, cualquiera
que me viera durante dos segundos se daría cuenta
de que estás incluso en mis pesadillas.

Cuando las hordas de estertores alemanes
me persiguen con tanques de metálicas orugas
dotadas con antenas esvásticas
y las soldadescas masas de tánatos
entonan mortíferas baladas disparadas
hacia la prendida yesca de mi corazón;
es entonces, amor, cuando la pesadillesca imagen
cambia
y de repente
apareces asustada
a mi lado
armada con un fusil mientras las instantáneas se suceden
en una cascada de detonaciones de plomo fotográfico;
me arrancas las espinaduras del brazo
y sanas las pasaduras de mis articulaciones
me abrazas
y sostienes los canalones de la sangre en mi pulso;
los alemanes están cerca de nosotros
pero me obligas a continuar, amor,
por el dificultoso sendero de la esperanza
hasta que, de pronto,
me despierto solo
derramando las sábanas
con el charco azul del sudor frío:
imposible ya que vuelva a dormir
durante esta noche de pesadilla
en que faltas en la cama.

El mal de amores
es una enfermedad que acepto el riesgo de contraer
sabiendo que el insomnio merece la pena con creces;
si un día
trajéramos un hijo al mundo,
no querría para nada
que fuéramos una familia americana
sentada sobre el cortinaje de la cocina
a cuadros de mazorcas pétreas
de la autoridad todo normal;
querría que jamás me dejaras en paz, amor,
que siguieras siempre en mis sueños
y en mis pesadillas de guerra total;
si un día
trajéramos un hijo al mundo,
querría que fuera de la carne
y del hueso
del alma nuestra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




Látigo risa perla

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Látigo risa perla

 

Víctor Atobas

 

I

 

Yo andaba tralarí
y a través de la zanahoria trágala pensaba
que la poza era naranja húmeda de angora;
yo andaba tralarí
y a través de la angora trágala notaba las palmadas
de los jamones que pasaban hambre en la cocina;
yo andaba tralarí
y a través de la cocina trágala recibía las cuentas
de los salmones desovados del pasado;
a la jornada siguiente
iría hasta el pie del buzón de las escamas
para asistir al remanente de la contable tabla
introduciendo la sal del sobre correspondiente:
había escrito un poema pulcro
lacrado en puntos de recto macramé
de estricta seriedad un texto
que seguía a pies juntillas las normas impuestas
por la grama júnjuma de estábula rae
y que, por supuesto, tenía por motivo
el curso del espíritu.

Antes de que publicara el poema previsto con los ojos
en la enseriada estrechez del reloj
me encontré con el haba carnosa
de una hora creada a destiempo:
la niña eléctrica doraba chispas
de voltio en el rizo del viento,
la joven de la perla deslumbraba con la danza
de sus manos hechas juego de luz,
el muchacho espigado quitaba hierro al asunto
con el acero ligero de una burla sin viruta de malicia,
el hércules de cardeña descansaba la alquimia
de su escudo ante el matraz de los vecinos júnjumos
al tiempo que los demás miembros del grupo
de vez en cuando, golpeaban
con látigo
risa
perla,
iban resquebrajando
la concha dura del molusco viscoso de la engrisadera
como si sus risas fueran golpes quebranta ostras.

Entonces, amigos, no supe cómo habíais invocado
el hechizo de verano entre obturadores de lamas invernales;
tras regresar a casa sólo pude descoser los dedales
del poema que había escrito con el cuerpo gélido.

II

 

Volverá es cierto
el invierno tratará de congelarnos
en la severa nevera de aludes
corriendo
por carámbanos sanguíneos,
mas siempre, amigos míos:
siempre podremos hacer verano
a nuestra creada hora
a golpe, si es conveniente,
de látigo
risa
perla.

Amigos míos:
es cuando me deshacéis el iceberg
del poema triste
que me aupáis hasta las nuevas
zelandas de las aguas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Domingo a diario

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Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




Mi conejo de angora

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Mi conejo de angora

 

Víctor Atobas

 

En la arena movediza de la brisa
el tacto paralizante del buitre revienta
en bolo rodante de ratones pinchos
y el carroñero muere ahogado
en su propio pico crudo
mientras nosotros lo festejamos en cardeña
con purpúreas remolachas en la boca huelva
fresa bombón de licor escancia hermosa
como una colegiala, amiga mía,
inclinándote hacia adelante
te ríes
y, al instante,
vuelves a carcajearte de mis palabras;
cuando evidentemente no soy mujer,
digo que tengo coño
y eso por qué.

¿Recuerdas la tesis de la novelita
que te regalé aquella noche hechizado de verano?

Entonces te acordarás de que el goce prostitutivo
es un concepto tentativo cuya determinación es la trágala
invaginada en un punto estadístico
marcado por la astucia de la júnjuma nodriza
y abierto en la cuna de la espalda
por el cirujano de la clínica canal sistémica.

La policía de la universidad
barniza desde tarima barrote
la idea de que el capitalismo
podría haberse desarrollado primero en china,
olvidando que si fue en la europa blanca
donde prendió el semillero candil del agrio amo,
fue a causa de que la europa blanca es apagada
en lo referente a la coloración
de la zona iluminada por la mónada
de manera que, nuestros ancestros colonos
europeos blancos
cristianos comerciantes
esclavistas genocidas señoritos sangrientos,
no supieron sino cegarse con violenta orgía
armando la espina dorsal de la carne esclava;
esos hombres blancos
no supieron sino hacerse recompensar
con manos de duquesas de albas
tierras de méritos feudos modernos
válidos ovejeros de relojes tuertos
monterías subvencionadas masacres
en lerma iglesias
monedas en parador de casas colgantes
o en frío real doblón lingote
de plástica peseta;
esos tiparracos blancos
se introdujeron en la raja de la espalda
monedas por valor
de dos mil años de esclavitud.

Te ríes de mí
cuando violo himen de pureza
asegurando que tengo un coño
de trágala en la espalda:
¿no me crees?

Me quito el abrigo
arrojo el algodón de la sudadera
la camiseta interior
y puedes verlo:
es mi conejo,
mi conejo de angora
comiéndose gozoso una redonda moneda
de fresca zanahoria.

La pureza se la dejo a la virginidad
sarta inmaculada
y falsa
de los moralistas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




La delicia turca de tu boca

(Imagen generada con IA)

La delicia turca de tu boca

 

Víctor Atobas

 

I

 

A capricho del conde drácula
transilvania plato
sanguinolento
soplo turbina
de amostazada carne
teniendo el coño de la trágala en la espalda,
habiendo ido a comprar balda de adobado lomo
al corte inglés pozo en irlanda
y licor de malta con graduación de despiste
esperando resguardarme en la destilería
del estrecho whisky de la pesepé
para embriagarme con el plástico
de la bolsa de la cola de la compra.

Terruños de recuerdos ímpera
américa tierra sumergiré
en el acuoso flujo de la atlántida
para que la memoria se diluya
en la resaca del coral.

II

 

Desde la cuenca orbital
del cenagal de la alegría vergonzosa,
el ojeroso cartero
sonríe lamiéndose
su propio chocho en escozor
de falo en sorgo,
sabiendo que va a entregarme
los rotuladores chantajes
de unos estafadores iberdrólicos
y la carta quema.

Cuando arribo a nuestra creada hora
te encuentro, niña eléctrica,
junto a las aguas de otras perlas,
sentada en la remontura de la playa;
te enseño el raspón del número
en la grabadura del codo betadine,
como si hubiera caído
en la pastilla de crudo metro en medianías
de un atestado barrio de moscú;
entonces das un salto
de bailarina de ballet ruso
dejándome confuso pues,
cuando espero que me regales un pequeño consuelo
mentando la madre de los iberdrólicos
señores que estafan con lavenia de la ley,
atizas el cielo con otero de lamento
y no comprendo
por qué
por qué agitas furioso el color de las nubes
con voltios encrespados en truenos,
no comprendo hasta que advierto
el hundimiento de tus ojos en salada montaña
sin resquicio del mover mahometano,
hasta que recuerdo que las dunas
de plomo al hombro de otro amigo
te pesaron con la proliferación del cactus
y que, por tanto, no estás invocando a la espinadura
de la supuesta culpa de mis orejas,
sordas ante la empresa engrisadera
de la ley del provecho,
sino maldiciendo a la negrura de la ostra
que mordisquea la carne
del blanco glóbulo de tus amigos.

En rizos de luces
me llega el atrueno dulce
de la delicia turca de tu boca, niña eléctrica:
pierde cuidado
por la compañía inquisidora
que me pregunta por la prueba ontológica del capital
en múltiplo de empresarial dictadura;
no necesito que me dejes fondos,
sino que me tomes en el vendaval de tu tormenta
arrancando de cuajo la musculatura
de las radios de los guardacostas
en caladura moral de anatomía júnjuma
para, así, poder atravesar juntos el muro del mar
y alcanzar la ventura
de la orilla aún ignota…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




La adoración de la niña eléctrica

(Imagen generada con IA)

La adoración de la niña eléctrica

 

Víctor Atobas

 

Agria riccia
hojarasca de tallos
con el cuajo desprovisto
de la fresca salsa de provenza
hierba casco
interceptor
tarro corcel
neoliberal cebado
con las carniceras chuletas
de la lección de anatomía de la anubia
en acuario de santuario intermitente
dejo
cronómetro
contemplando el vuelo
de mis queridos peces mollys
antes,
tic,
de volver la mirada,
tac,
y ver, sobre la amarilleada
pared de oscura loma,
carteles del escenario de un ángel muerto
y postales in utero
novario de seatel roto:
¿cómo puedo chutarme en el pecho
cascabel escudo de soma idolatría
a un adicto al zunco abismo como kurt cobain, joder:
no habré equivocado los puntos del bolígrafo
de las columnas del templo del fanatismo?

Ya rompí hielo de nirvana
con fe luciernagal:
ya no echo de menos la aparente seguridad
de la franela encuadernada en frío
ni el calor teñido con bufanda de betún
en sombrío ropaje de buda
y de cobain.

Ahora te adoro a ti, niña eléctrica:
tormenta pura,
estabas soltando chispas, ¿lo recuerdas?
quemabas los convertidores
de la engrisadera toma de tierra ostra,
apuntando los imantados valles
de tus largas piernas
hacia el fascinado gesto de mi cuerpo;
entonces me dijiste tu nombre
y entendí mal:
te pregunté si te decían
como el apodo de una droga
y entonces te caíste de la bancada,
te doblaste
enteramente
la estatura de tu casa blanca mora se arqueó
en una risa sin igual
y entonces supe que no me había equivocado;
el apodo de esa droga
te venía al guante,
tal y como tú misma
me lo confirmaste más tarde
confesándome tus alegres planes
para alcanzar rayo
y trueno.

Si piensas que alguna vez olvidaré
que me abrazaste para arrojarme al agua
de la perlada cardeña
empujándome la arena de la playa
hasta la ola de rubí en plena euforia
es porque nunca has escuchado qué alegre suenas,
niña eléctrica, qué bella
mientras irrumpes con tu tormenta
en el templo
de mi renovada adoración.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Atravieso todas las trágalas

Motor prieta válvula

La autoridad se la dejo a las ratas

Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




El NFT como utopía

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TEXTO EN ESPAÑOL:

PRESENTACIÓN:

 

En el presente texto, incluido en la recopilación Amazon como utopía (Zoozobra, 2023), Víctor Atobas invierte dialécticamente la posición de Varoufakis –quien trabajó como asesor de Valve, la empresa propietaria de la mayor tienda de videojuegos para PC–, para escapar del reformismo mediante el análisis de las potencialidades revolucionarias del NFT en relación al fetichismo de la mercancía.

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El NFT como utopía

 

Víctor Atobas

 

Varoufakis trabajó como asesor de Valve, la empresa propietaria de Steam –la mayor tienda de videojuegos para PC–, y creemos que resulta de interés referir su afirmación de que: «el NFT no puede cambiar un mundo del arte donde el arte es una mercancía dentro de un universo de personas y cosas mercantilizadas», puesto que «cualquier servicio, moneda o bien digital que se construya dentro del sistema actual simplemente reproducirá la legitimidad del sistema actual» (Varoufakis, 2022).

Antes de invertir dialécticamente la posición de Varoufakis, debemos comenzar introduciendo los conceptos de NFT y de tecnología blockchain. Esta última puede ser concebida como cadena de bloques; una estructura de información sincronizada en la que la adicción de un nuevo bloque a la cadena supone la transmisión de información desde el bloque anterior al que acaba de añadirse; así, podemos imaginar una serie de conjuntos de información (como los NFTs) que parten de un bloque original y que van formando una cadena de manera en que la información es replicada mediante la forma de la transmisión sucesiva a partir de los nodos o puntos de conexión, lo que permite llegar a la coordinación y sincronización de los flujos en el ciberespacio, en el sentido de que todas las entradas de información son registradas y cotejadas en tiempo real a partir de la totalidad los puntos de conexión, de manera que no es posible falsearlas. Por otra parte, el NFT es la infraestructura de bits o meta–etiqueta en la que es posible añadir capas de información en diferentes niveles y que circula por la cadena de bloques, y que generalmente adopta la forma de mercancías digitales como las obras de arte que refería Varoufakis.

La inversión dialéctica de la posición de Varoufakis, que citamos aquí como figura que simboliza a aquella izquierda reformista que no es capaz de comprender las potencialidades de las invenciones del capitalismo, consiste en repetir el gesto de Jameson, quien en su análisis de Wal-Mart afirma que las precondiciones lógicas de aparición de un fenómeno –como el código de barras, el container o el big data– que aparecen en un primer momento bajo el signo de lo negativo siendo utilizadas para destruir el tejido del mercado minorista de Estados Unidos, pueden ser consideras desde su polo positivo como invenciones que posibilitan pensar el surgimiento del futuro utópico: la emergencia de un nuevo concepto de producción.

Destacaremos que Varoufakis señala mediante el término «feudalismo tecnológico» que la tecnología del blockchain y del NFT se encuentra orientada hacia el polo negativo de la especulación, al igual que ocurre con el ciberespacio, que sirve para el control social; a este respecto, afirma que las grandes empresas tecnológicas como Meta tienen como objetivo convertirse en una suerte de feudos digitales. Como revolucionarios, por tanto, afirmamos lo contrario repitiendo la operación de Jameson; las invenciones tecnológicas, que actualmente son utilizadas por los intereses del dominio, son las únicas que nos permiten concebir la liberación en el sentido de que la confusión y la destrucción inherente al funcionamiento del mercado podría ser invertida mediante la planificación y la coordinación; es decir, la sincronización que necesitamos que alcanzar la sociedad del futuro, el cibercomunismo, tiene como precondición la tecnología de la cadena de bloques (blockchain) y del NFT.

De hecho, como apuntábamos, la sincronización es una de las características definitorias del blockchain. Es decir, pretendemos concebir esta y el NFT en el marco de la propuesta cibercomunista que contempla la posibilidad de una primera etapa, la de transición hacia el socialismo, en la que la mercantilización seguiría operando junto a diferentes enclaves en los que persistiría la propiedad privada. Y es que la propuesta cibercomunista se basa en las potencialidades actuales de la cibernética y la computación, lo que significa que Cockshott y Nieto no esperan a la hora de teorizar; advierten las potencialidades de la tecnología desde nuestro propio presente, lo que supone un ejercicio de pensamiento utópico.

Como referíamos anteriormente, Jameson nos enseña que para superar el fracaso de la representación en nuestra época postmoderna, debemos concebir al pensamiento utópico aunando a un mismo tiempo tanto el aspecto negativo del análisis como la propia perspectiva utópica. Es decir, incorporamos la crítica de Varoufakis de que la tecnología blockchain y de los NFTs se encuentran en estos momentos siendo apropiada por los intereses del dominio para especular, igual que ocurre con el ciberespacio, utilizado para controlar. De igual manera, otra de las críticas que se han vertido contra los NFTs consiste en que los desarrolladores de videojuegos no independientes utilizan dicha infraestructura de bits para manipular al jugador y que este invierta más dinero, lo que podríamos concebir como un proceso del capitalismo orientado a superar el estancamiento; es decir, en un mercado sobresaturado como el de los juegos de PC y dispositivos móviles, los desarrolladores tratan mediante los NFTs de aumentar la tasa de ganancia corriendo el peligro de convertir al arte de los videojuegos en una suerte de subasta en la que el mejor postor siempre gana. Además señalaremos que el uso de la cadena de bloques conlleva un enorme gasto energético, debido a que los especuladores (sobre todo en países como China) utilizan gran cantidad de energía, que en el caso del país asiático suele provenir del carbón y la contaminación que la extracción y procesado de este conlleva. Es decir, el primer paso que realiza Jameson consiste en la incorporación en el análisis de todas las críticas que se han vertido contra el objeto de estudio. Pero, ¿por qué no atrevernos a aunar las críticas con una perspectiva propiamente utópica?

A este respecto, debemos aclarar que la tecnología es fácilmente accesible; todos los trabajadores pueden crear NFTs en cualquier momento (por ejemplo: un disco de música de edición limitada), así como decidir las condiciones de distribución (cuántos discos tendrá cada tirada) y a qué precio desea comenzar la subasta pública, en la que cualquier persona puede pujar durante el periodo de tiempo establecido por el productor sin absolutamente ninguna oposición respecto al distribuidor. En esto último encontramos ya un eco de la emergencia de un nuevo concepto de producción que analizaba Jameson.

La tecnología de los blockchain y de los NFTs pueden ser considerados en el marco de una posible y muy deseable transición hacia el socialismo (es decir, en una fase previa a la superación de la clases sociales y a la abolición de la propiedad privada), en el sentido de que esa infraestructura de bits puede contribuir a la sincronización y la planificación de la economía, pues esta requiere del recabado y procesado de la totalidad de los datos refrentes a los flujos económicos, ¿y cómo procesar tanta información?, pues gracias a la mediación de la cadena de bloques y de los NFTs, que contienen datos relativos al movimiento de la cosa o mercancía almacenados en diferentes capas o etiquetas de información. Tan cantidad de flujos puede ser englobada y procesada en su totalidad gracias a invenciones del capitalismo como los ordenadores cuánticos, algo que no ocurría en el pasado, cuando los experimentos cibercomunistas fracasaron debido al escaso desarrollo de las precondiciones lógicas de aparición del fenómeno, es decir, de la tecnología computacional.

Los NFTS, además de servir a la sincronización y la planificación democrática de la economía, podrían ser considerados como una infraestructura que potencialmente contribuiría al mapeo cognitivo acerca del que teorizaba Jameson. Es en este preciso punto que debemos destacar que Terence Hopkins e Immanuel Wallerstein propusieron la expresión cadena global de mercancías para referir todos los procesos de producción conducentes al acabamiento de la mercancía, desde el árbol en el bosque hasta la mesa sobre la que descansa la taza de café. «Desde entonces se ha desarrollado un corpus de literatura académica que examina cadenas de mercancías específicas al detalle, no solo reconstruyendo el trayecto desde la producción hasta el consumo sino examinando cada eslabón y conceptualizando qué nos dice cada cadena al respecto de la estructura y las dinámicas del capitalismo global contemporáneo» (Toscano y Kinkle, 2019: 186).

A este respecto podemos señalar que, frente al estancamiento de la imaginación utópica que dificulta a los sujetos postmodernos imaginar la sociedad del futuro, la literatura académica no ha sido capaz hasta el momento de concebir a la tecnología de los blockchain y de los NFTs en tanto que infraestructuras que permiten representar la cadena global de mercancías. Nuestra propuesta en este sentido es que imaginemos una situación en la que, en cada proceso de producción de la mercancía, nuevos bits serán añadidos a la meta–etiqueta del NFT, no sólo en lo concerniente a la propia elaboración, sino también respecto al proceso de obtención de las materias primas así como del mismo orden virtual que sostendría la red cibercomunista en una fase transicional hacia el establecimiento del comunismo. Es decir, con cada proceso de obtención de materias primas, elaboración de la producción y distribución mediante la orden virtual de la red, se añadirá una nueva capa de información al NFT. Por supuesto, se añadirán también los niveles de información referentes a las perturbaciones causadas por la mercancía en la equilibrio metabólico del planeta. E iremos un paso más allá sugiriendo que los propios trabajadores podrán añadir más niveles a la meta–etiqueta referentes a las condiciones de producción, añadiendo comentarios, cifras, tablas o incluso vídeos, por ejemplo: quejas sobre el estado del espacio de trabajo en una fábrica de microchips destinados a otras ramas industriales, estando dicha interrelación entre sectores económicos contemplada en los planes macroeconómicos sujetos a la toma auténticamente democrática de decisiones por parte de la totalidad social.

De esta manera, la tecnología de los blockchain y de los NFTs podría contribuir a romper (al menos parcialmente, pues en la fase de transición teorizada por el cibercomunismo seguiríamos en un mundo mercantilizado) con el fetichismo de la mercancía; las propiedades de la mercancía no aparecerían como propiedades de esta, sino que sería posible mapear cognitivamente todos los procesos de obtención, producción y distribución, para entender que la mercancía es un resultado de las relaciones sociales entre los seres humanos. Sin embargo, este no sería un pensamiento a través del mapa del globo terráqueo, tal y como ocurre en el arte de los videojuegos.

Los videojuegos no son propiamente un arte utópico, aunque pueden contribuir a pensar de qué manera podríamos representar la totalidad del capitalismo tardío. A este respecto, cabe señalar que Jameson afirma que, tras Ecotopía (1968) de Ernst Callenbach, la forma utópica se estancó al no saber incorporar en su contenido la irrupción del ordenador y la cibernética, desconociendo la forma de integrar la experiencia del sujeto postmoderno en los videojuegos y el ordenador; lo más llamativo en ese sentido es que Jameson no se limita a dejar constancia de la dicha paralización en la producción de utopías, sino que señala que el ciberespacio es un nuevo espacio enclave, es decir, una pausa en proceso de diferenciación social –teorizado por Luhmann– en el que se sitúa el autor utópico para ofrecer soluciones imaginativas a las contradicciones sociales de una determinada época histórica: «de hecho, el ciberespacio constituye un nuevo tipo de enclave, una subjetividad que es objetiva y que, como la teoría de sistemas de Luhmann, pero también como el estructuralismo y el postestructuralismo que la precedieron, suprime el «sujeto centrado» y prolifera de modos nuevos y postindividualistas» (Jameson, 2005: 21). Es decir, el autor utópico debe situarse necesariamente en el espacio enclave del ciberespacio para realizar las propuestas que rompan con el dogma neoliberal de que no hay futuro más allá del canibalismo y la destrucción del capitalismo.

Analizando filosóficamente el concepto de ciberespacio, Jameson entiende que es una creación literaria que, sin embargo, puede conducir a figurar la totalidad del capitalismo financiero, siempre a través de un lenguaje imperfecto. A este respecto, entiende que el ciberespacio es una abstracción elevada a segundo grado. La abstracción en un primer nivel consiste en «la metáfora de una ciudad que sería una red de información» (Jameson, 2015: 228), en que la urbe es concebida como una ciudad imaginaria de datos. Por otra parte, lo característico de la literatura ciberpunk –de la que Neuromante (1984) puede considerarse como un hito fundacional– es que eleva esa abstracción a un segundo nivel o a una segunda potencia; los datos que referíamos anteriormente en este mismo texto y que son transmitidos a través de la cadena de bloques (blockchain), y que tienen que ver con los distintos flujos y transacciones, son transformados en un segundo nivel de la abstracción en representación en dos dimensiones de lo que, en realidad, se trata de modelos tridimensionales. En este sentido, el norteamericano señala:

«La naturaleza peculiar de una abstracción a la segunda potencia que, habiendo tenido acceso a páginas y páginas de claves numéricas que ya son, en sí mismas, abstracciones estadísticas de negocios reales, de ganancias reales, de transacciones reales, ahora lo transforma todo en imágenes e imágenes, además, del orden de la paper architecture [prototipos utópicos en papel], a representaciones en dos dimensiones de modelos tridimensionales […]. Aquí, en este nuevo nivel, lo que puede imaginarse y captarse mentalmente es la nueva dimensión de la pura relación –lo que Le Corbusier comenzó a teorizar como las «trayectorias» a través del espacio –ahora intensificada hasta un grado incalculable » (Jameson, 2015: 230).

Lo que se capta es una totalidad que se encuentra en perpetuo movimiento y transformación, una totalidad que se proyecta también en la mente de Case, el protagonista de Neuromante. A este respecto, Jameson señala que en la obra de Gibson puede detectarse una figuración del tipo de abstracción del capitalismo financiero. Recoge la teoría de la evolución en tres etapas de Arrighi (2010): tras haber superado la necesidad de la producción –la producción como tal ya no resulta tan urgente– y de haber tenido lugar la posterior saturación del mercado, entonces el capitalismo irrumpe en su forma financiera, quedando a cargo de una producción estancada. Jameson afirma que «la única vocación del cyberpunk era transmitir en forma literaria ese nuevo tipo de abstracción» financiera (Jameson, 2015: 232), algo que no había logrado la forma utópica.

En lo referente a los videojuegos podemos referir la obra para PC titulada Yo presidente. Objetivo: La Moncloa (2008) así como su continuación Yo presidente: Crisis global (2009). En dichas obras, el jugador se encuentra ante la representación de la totalidad del planeta mediante un mapa 2D (que se convierte en 3D al acercar el zoom a zonas como las urbes); a este respecto, el jugador debe ir aprobando y promoviendo distintas políticas nacionales de manera que, si elige España, puede acceder a la representación de los flujos económicos y demográficos a partir de tablas, informes, datos y gráficos. En el caso de que adopte políticas comunistas, la partida terminará; el jugador recibirá la llamada de instituciones como la UE o la OTAN, anunciando el cese del ocupante de Moncloa. Game over. El juego habrá terminado y paradójicamente lo habrá hecho de una manera similar a lo que ocurrió en el caso real de Syriza en Grecia.
Si referimos el videojuego a modo de ilustración, es porque el mapa adquiere una posición central en la experiencia del jugador y resulta de interés señalar, a este respecto, que Jameson nos propone que vayamos más allá del pensamiento a través del mapa:

«Ya que todos saben lo que es un mapa, hubiese sido necesario añadir que el mapeo congnitivo no puede (al menos en nuestros días) suponer algo tan sencillo como un mapa; de hecho, una vez comprendido a qué apunta el mapeo cognitivo, es indispensable descartar toda forma de pensamiento en el mapa e imaginar otra cosa» (Jameson, citado en Toscano y Kinkle, 2019: 34).

Imaginar nuevos prototipos utópicos, sólo que en esta ocasión no mediante el soporte del papel sino del ciberespacio; la construcción de dichos prototipos, por tanto, puede ser generado a través de tecnologías como las del blockchain y los NFTs en el sentido de que constituyen infraestructuras de bits que permiten albergar distintos niveles de información y representar la cadena global de mercancías, no mediante mapas, sino en diferentes formas representacionales; además de almacenar dicha información, dichas tecnologías permiten su transmisión en tiempo real así como su sincronización con todos los nodos existentes. Esto último recuerda al Cybersyn de Allende, que almacenaba y sincronizaba los datos referentes a fábricas que dependían al mismo tiempo de otras ramas industriales. Esto significa que las precondiciones lógicas para la implantación de la fase de transición hacia el cibercomunismo se encuentran emergiendo hoy en día, una cuestión de profundo calado político que no son capaces de captar las agrupaciones reformistas que sólo tratan de poner axiomas para que el sistema no explote como una bomba de relojería.

Frente al reformismo y sus teorizaciones, que privilegian un diagnóstico negativo, por tanto, los revolucionarios respondemos que en el capitalismo tardío ya se encuentran las condiciones para el establecimiento de la planificación democrática, la sincronización y la representación de la economía en términos figurados. Ante la complejidad de la postmodernidad, que como señalaba Jameson transciende nuestras capacidades de mapeo cognitivo, las nuevas innovaciones del capitalismo como el blockchain y los NFTs pueden ser utilizadas (dentro del marco de la propuesta cibercomunista) desde su polo positivo y propiamente utópico para la figuración de la totalidad del capitalismo tardío y el establecimiento de la red cibercomunista a partir de diferentes nodos de conexión de la cadena de bloques o blockchain, la transmisión en tiempo real y el almacenamiento de los datos en diferentes capas de NFTs. Mientras que los NFTs se utilizan hoy en día para especular, es posible imaginar que dicha infraestructura de bits sea utilizada en la sociedad futura para representar la cadena global de mercancías. Es en este sentido que Jameson sugiere que «nuestra tarea como artistas, críticos, etc., es hoy tratar, en cierta medida, de recapturar o reinventar una nueva forma de representación de esta nueva totalidad global» (Buchanan, 2007: 85).

Es decir, a lo largo de este texto hemos tratado de mostrar que aquello que aparece en un primer momento como obstáculo para nuestra libertad, puede ser invertido dialécticamente para concebirlo en un sentido liberador, revolucionario: la tecnología debe ser supeditada a la decisión democrática de la totalidad social para que de ese modo no nos encontremos ante feudos tecnológicos sino ante nuevas tierras ciber-común-espaciales; sin embargo, esta necesidad sólo puede ser plenamente asumida en el caso de que escapemos de los diagnósticos negativos que acaban conduciendo a la desesperanza pues, al fin y al cabo, por mucho que insistan los defensores del sistema capitalista y los reformistas que fortalecen este, el futuro no está escrito.

 

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Bibliografía

Arrighi, G. (2010). The Long Twentieth Century. Verso, Londres.

Bloch, E. (2004). El principio esperanza. Vol. 1. Trotta, Madrid.

Buchanan, I. (comp.) (2007). Jameson on Jameson: conversations on cultural Marxism. Duke University Press, Durham.

Callenbach, E. (1968). Ecotopía, Autopublicación [una segunda versión del texto fue publicada en 1975].

Cockshott, P. y Nieto, M. (2017). Ciber–comunismo. Trotta, Madrid.

Dardot, P. y Laval. C. (2015). Común. Ensayos sobre la revolución en el siglo XX. Gedisa, Barcelona.

Debord, G. (2005). La sociedad del espectáculo. Pretextos, Madrid.

Foucault, M. (2009). El nacimiento de la biopolítica: curso del Collège de France (1978–1979). Akal, Madrid.

Gibson, W. (1984). Neuromancer. Ace Books, Nueva York.

Fishman, C. (2006). The Wal-Mart Effect. Penguin, Nueva York.

Jameson, F. (2005). Archaelogies of the Future: The Desire Called Utopia and Other Science Fictions. Verso, Londres.
—Jameson, F. (2009). Valences of Dialectics, Verso, Londres. [Valencias de la dialéctica, trad. de M. López Seoane, Eterna Cadencia, Buenos Aires].
—Jameson, F. (2009).«Utopia as Replication», en Valences of Dialectics, Verso, Londres.
—Jameson, F. (2011). Representing Capital. A Reading of Volumen One, Londres, Verso.
—Jameson, F. (2015). The Ancients and the Postmoderns. On the Historicity of Forms, Londres, Verso.

Toscano, A. y Kinkle, J. (2019). Cartografías de lo absoluto. Materia Oscura, Segovia.

Varoufakis (2022). Varoufakis on Crypto & the Left, and Techno–Feudalism, en The Crypto Syballus, consultado el 9/2/2022.
[Enlace: https://the–crypto–syllabus.com/yanis–varoufakis–on–techno–feudalism/]

 

 

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El delirium de lo sublime

(Imagen generada con IA)

El delirium de lo sublime

 

Víctor Atobas

 

Ruta jesuítica trágala
en san sebastián perdido
con guillermo, qué diablos hacemos aquí,
como dos escupidizos
pokemones lickitungs,
en el molde de hierro
del termo de café frío metal
centrífuga
fundición de la mano molde naval
sentado
astilla chutada
jeringa en arteria magistrada;
no se trata de la judicializada toga
de la picadora moral, de acuerdo,
pero cuándo no encuentro las palabras
para expresar el movimiento de mi espíritu, amigos míos;
entonces el juicio es auto
pues mi garganta sufre ganzúa garrote
vil de genocida franco
y la palabra ahorca
rompiendo eslabones al vuelo
mientras actúa a la escucha del dictado nudo;
entonces no podéis percibir los escalones del san francisco
puente que parte desde la orilla alada de mi espíritu,
pues no alcancé el en-sí de la palabra;
mas, ahora,
ahora
elevaré
la determinación finita
hasta el infinito de la luz primera
como la jungla alzando húmeda arboleda de tucán
y el encendido cielo monte luciernagal,
tumbaré las ásperas polvaredas
del hito amargo de los sueños,
entregándome al saturno de la marejada de las facultades
que fugan bermejos groselleros júnjumos
a través del delirium de lo sublime,
a través del repentino brillo
del iris de vuestros ojos desprevenidos
que me miran con amor
mientras de vuestras bocas brotan
náufragas palabras.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Otros poemas de Víctor Atobas:

 

 

El encuentro de mi novia con los júnjumos pitufos

Carta a los reyes magos

Cumpleaños diecisiete

Navidad en guerrilla contra la trágala patriarcal

La maestra del suspirador

El filósofo de la cardeña contra la ostra de la vampiresa

La creación de la hora

Amo quema

Quémame

Júnjuma cordura

Cuando tengo algo que decir

Suéñame

Si calla el mirlo

Un sueño que en mí repite

¿Uno de los nuestros?

Amiga paraíso

La música que escuchamos hoy en día

Contra la autoridad del ojo

Agosto en Ninguna Parte

Noche de azul suspiro

Pescadores de sueños

Kinderpolitik (o la ciencia política del huevo kinder)

Esponsales

Las memorias de mi país

Poema contra la democracia

Poema al amor trágico

Los cuatro duros

Domingo a diario

La voz de la alemania

Franco arquitecto

El but de jak

La muchacha alada

La filosofía de la trágala

La trágala fuera

Atravieso todas las trágalas

Motor prieta válvula

La autoridad se la dejo a las ratas

Soy feliz cuando llueve

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