Ya disponible “Amazon como utopía”, de Víctor Atobas

 

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Nota de prensa

 

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«Amazon como utopía», que reúne los textos experimentales que Víctor Atobas escribió durante la pandemia y que habían permanecido inéditos hasta ahora, se encuentra disponible en Amazon en formato digital a un precio de 4,99€.

 

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Datos:

Autor: Víctor Atobas
Editorial: Víctor Atobas/ Zoozobra Magazine
Fecha de publicación: 16 de marzo de 2022 en Amazon
Formato: digital (epub, Kindle)
Precio: 4,99€

 

Sinopsis:

Sugerimos un experimento mental: concebir Amazon como figura de la utopía nos ayudaría a imaginar una situación en la que la totalidad social decidiría sobre las políticas a emprender -por ejemplo, frente a la pandemia- habiendo tomado el control de la economía mediante la planificación. Sin embargo, este experimento que se propone al lector depende del marco más amplio del cibercomunismo, y es a este respecto que resultaba necesaria la ampliación de la primera versión del texto para vincular a Amazon con la teoría cibercomunista, así como concebir a la cadena de bloques dentro de la problemática del fetichismo de la mercancía y criticar los diagnósticos negativos que conducen a la negación del novum utópico bajo la forma de teorías y políticas reformistas. Además, este tomo publica por primera vez:

Tomás Moro en tiempos del coronavirus: relato que sirve como ilustración artística del experimento propuesto.
• Artículo acerca de los NFTs como utopía.

 

 

 

 

 

 

 

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Amazon como utopía: un ensayo experimental acerca de las nuevas tecnologías y el cibercomunismo

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«Amazon como utopía»reúne los textos experimentales que Víctor Atobas escribió durante la pandemia y que habían permanecido inéditos hasta ahora

 

  • El libro saldrá a la venta el 16 de marzo, en formato digital, a un precio de 4,99€

 

 

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Primeras Páginas_ Amazon como utopía, de Víctor Atobas

 

 

 

 

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  • Amazon como utopía (2023) reúne los textos experimentales que Víctor Atobas escribió durante la pandemia y que habían permanecido inéditos hasta ahora
  • El libro saldrá a la venta el 16 de marzo, en formato digital, a un precio de 4,99€

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AMAZON COMO UTOPÍA

 

 Descarga la nota de prensa (PDF)

 

Autor: Víctor Atobas
Editorial: Zoozobra Magazine
Fecha de publicación: 16 de marzo de 2023 en Amazon
Formato: digital (epub, Kindle)
Precio: 4,99€

Sinopsis:

Sugerimos un experimento mental: concebir Amazon como figura de la utopía nos ayudaría a imaginar una situación en la que la totalidad social decidiría sobre las políticas a emprender -por ejemplo, frente a la pandemia- habiendo tomado el control de la economía mediante la planificación. Sin embargo, este experimento que se propone al lector depende del marco más amplio del cibercomunismo, y es a este respecto que resultaba necesaria la ampliación de la primera versión del texto para vincular a Amazon con la teoría cibercomunista, así como concebir a la cadena de bloques dentro de la problemática del fetichismo de la mercancía y criticar los diagnósticos negativos que conducen a la negación del novum utópico bajo la forma de teorías y políticas reformistas.

Además, este tomo publica por primera vez:

Tomás Moro en tiempos del coronavirus: relato que sirve como ilustración artística del experimento propuesto.
• Artículo acerca de los NFTs como utopía.

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Otros libros de Víctor Atobas:

La trampa de Tánatos

Manifiesto ni-ni

Autoridad y culpa

El deseo y la ciudad. La revuelta de Gamonal

 




Contra el algoritmo: el amor a Jasper y la necesidad de un arma meta–sindical

 

Cuarta parte del debate sobre el meta–sindicato del videojuego

Lee las anteriores partes del debate:
– Parte I: Acerca del meta–sindicato del videojuego
– Parte II: Sobre el debate del meta–sindicato del videojuego
– Parte III: La apertura del meta–sindicato

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Contra el algoritmo: el amor a Jasper y la necesidad de un arma meta–sindical

Víctor Atobas

 

Aunque Jasper es popular en el ciberespacio, realizaré una pequeña presentación para quien no sepa de su trabajo. Se trata de un desarrollador colombiano que es un genio a la hora de articular los lenguajes de la máquina: desarrolla mecánicas jugables tan ricas y complejas que más bien parecen implementadas por un estudio formado por cientos de trabajadores; se expresa de un modo singular y maravilloso, atravesando la lengua impuesta por el poder, haciéndola proliferar en direcciones creativas mientras la conjuga con un remix del inglés. De esta manera, en los vídeos que realiza en Youtube podemos encontrar nuevos acentos y expresiones que nos sorprenden y llenan de felicidad. Jasper es un genio, muy joven, que tiene mi respeto y admiración.

Llevado por el amor que siento hacia él, decidí responder a la intervención que realizó a través de Twitter en el debate acerca del meta–sindicado. Jasper señalaba que no había ningún sistema que debiéramos atacar; a su juicio, especialmente en el desarrollo indie, contaríamos con una gran libertad a la hora de realizar nuestro trabajo. Sin embargo, centra sus esfuerzos en el canal de Youtube, donde realiza vídeos acerca del desarrollo de videojuegos; así, ha acabado por acumular un montón de prototipos alucinantes con mecánicas muy complejas. Ha abandonado el proyecto de un juego mucho más acabado, más personal, donde pudiera expresarse en libertad; desde hace mucho tiempo se niega a publicar dicho juego. En ese sentido le pregunté si acaso su decisión se debía a que pensaba que este no sería promocionado por el algoritmo.

Lo que pretendía era precisamente animar a Jasper a que explorara su gran potencial artístico, pues me gustaría que lo desarrollara plenamente. Sin embargo, insistía en que la situación no era culpa suya, sino de la manipulación del medio en que tomamos decisiones. Se trata de un problema que comparto con muchos compañeros, además de con Jasper. A través del algoritmo y los formatos que imponen, en los que inducen ciertas actitudes, gestos, imágenes o discursos, las empresas hacen uso de la tecnología para manipular el medio en el que decidimos: el ciberespacio. De esta manera, el poder nos ofrece un abanico de posibilidades, pero en este caso lo posible aparece en el sentido de lo permitido; es decir, negando la auténtica posibilidad, la actualidad que incluye en sí la potencialidad en un sentido hegeliano. El poder dice: “eres capital humano, y más vale que tus cálculos individuales se orienten hacia la inversión más conveniente en cada uno de los momentos de tu carrera, con que debes estudiar bien las tendencias del mercado y adaptarte a ellas”. Es como si nos tomara, a cada uno de nosotros, por una empresa. “En caso de que no maximices el capital humano que tú mismo eres, serás declarado culpable; tú serás el único responsable de la ruina, sin tener en cuenta los múltiples factores como la clase social o la desigualdad económica.” Por decirlo de una manera resumida, el mensaje que el poder nos inocula en el inconsciente es: “da igual en qué barrio hayas nacido, eres una empresa y debes actuar como tal”.

Este es el problema: nos quieren convertir a todos en empresarios. Pero: ¿por qué el capitalismo necesita utilizar el algoritmo y la tecnología para cambiar el modo en que vemos el mundo? Porque tiene que modelar nuestras subjetividades; fabricar trabajadores sumisos que se limiten a calcular como empresas y a realizar únicamente lo que es permitido por el poder. Además de ser utilizado para controlarnos ofreciéndonos un abanico de posibilidades únicamente en el sentido de aquello que se halla permitido, además de manipular el medio en que decidimos y de modelar nuestras subjetividades para que nos comportemos como malditas empresas; además de todo esto, como digo, el algoritmo y las nuevas tecnologías son dispositivos que el capitalismo necesita para seguir reproduciéndose en el cibespacio obteniendo mayores tasas de ganancia.

Creo que el ejemplo de Jasper nos ayuda a ilustrar esto, pues es un gran programador indie que asegura –él mismo lo afirma– que podría desarrollar juegos mucho mejores, pero no lo hace debido a que focaliza su trabajo en seguir las tendencias del mercado. Sin embargo, tras los tweets en que mencionaba a Jasper, otros desarrolladores indies me enviaron mensajes privados o correos electrónicos solicitándome que dejara de comunicarme con ellos. Aseguraban que la situación que yo vivía se debía únicamente al fracaso comercial de The Bad Son, del que supuestamente yo sería el único responsable; por tanto, debía montar un canal de Youtube donde promocionar el siguiente proyecto y dejarlos en paz. En definitiva, debía callarme y asumir la culpa por mi fracaso; debía interiorizar que era un empresario que se había equivocado a la hora de calcular e invertir.

A este respecto estoy orgulloso de mi trabajo artístico y militante, y acepto con felicidad que Charditronic, Guinxu, Alva Majo, HeyNau y el resto de compañeros de ese grupo ya no se comuniquen conmigo por escrito; sé que he llegado mucho más hondo, he llegado hasta la puertas de la fábrica del inconsciente y las he traspasado. Ese era mi objetivo principal y lo he cumplido en tanto que militante comunista. Ocurrió lo mismo durante los debates del movimiento vecinal de Gamonal (Burgos); propuse el concepto de urbanismo colectivo y muchos vecinos se molestaron, no entendieron, pidieron que me callara y los dejara tranquilos. Apenas podían soportarlo, lo que constituía una buena señal; había tocado una tecla. Al cabo del tiempo, algunos de esos vecinos respondieron a los mayordomos de la ciudad –conocidos como políticos– con la demanda inscrita en el seno del concepto de urbanismo colectivo. No os podéis imaginar la alegría tan inmensa que supuso para mí leer esos comentarios. A este respecto, dentro de un tiempo (¿meses?, ¿años?) veremos florecer la semilla meta–sindical en las bocas de los desarrolladores indies que forman el mencionado grupo. Quizás no empleen el concepto de meta–sindicato, sino que recurran a otro término, pero de cualquier forma seguro que veremos algo de todo esto en el futuro.

 

 

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La apertura del meta–sindicato

 

Tercera parte del debate sobre el meta–sindicato del videojuego

Lee otras partes del debate:
– Parte I: Acerca del meta–sindicato del videojuego
– Parte II: Sobre el debate del meta–sindicato del videojuego
– Parte IV:Contra el algoritmo: el amor a Jasper y la necesidad de un arma meta–sindical

 

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La apertura del meta–sindicato

Víctor Atobas

 

En un primer momento propuse el concepto de meta–sindicato invitando a que pensáramos nuevas formas de organizarnos; remitiendo a lo que iba más allá de las estructuras clásicas de representación sindical, deseaba que el debate pudiera comenzar de la manera más abierta posible. Una vez que la conversación hubo comenzado, sugerí que el meta–sindicato remitía también a lo que superaba la estrecha tierra de la patria, en tanto que el mercado se había globalizado.

En esta ocasión me gustaría seguir armando el concepto; no para cerrarlo, insisto, sino para que permanezca en el seno de lo abierto. Es decir, no estoy lanzando profecías sobre el camino exacto que debemos seguir, sino tratando de aportar mi granito de arena a través de la filosofía militante, aquella que mis profesores trataron de acallar cuando propuse el concepto de urbanismo colectivo durante los debates del movimiento vecinal burgalés; se trata de la única filosofía que sirve para el combate.

Para la batalla meta–sindical, por tanto, lo más importante es el nivel de apertura conceptual; en qué medida el concepto está abierto y nos permite pensar un futuro otro. Sin embargo, durante los debates que mantenemos en Twitter diferentes desarrolladores indies, creadores de contenido y jugadores, prolongados a través de otros canales de comunicación, tengo la sensación de que la propuesta es actualmente entendida como llamamiento a formar un grupo de mercado.

Un grupo de mercado es precisamente una agrupación formada a partir de las tendencias del mercado; es decir, los miembros de dicho grupo se relacionan entre sí a partir de intereses comerciales como promocionar sus canales en Youtube o sus videojuegos. Por ejemplo: las aventuras gráficas comienzan a ponerse de moda, y de pronto se forman cientos de grupos de mercado; dichos grupos de desarrolladores y creadores de contenido proliferan por doquier durante el periodo de duración de la moda. Cuando esta es sustituida por otra tendencia y la rentabilidad del género de las aventuras gráficas se desploma, los mencionados grupos de mercado son devorados por la propia lógica mercantil que se hallaba en su origen y desaparecen sin apenas dejar rastro. Es decir, en un grupo de mercado pueden formarse amistades, pero la lógica del mercado es dominante y dificulta una auténtica sociabilidad; se trata de una agrupación diferente al grupo de amistades como el que forman Alva Majo, Guinxu, Kony, etc., en cuyo interior puede haber intereses comerciales en juego pero donde predomina la lógica de la amistad y el reconocimiento de la singularidad del otro.

Sin embargo, resulta evidente que el meta–sindicato se diferencia también del grupo de amistades, pues si queremos construir una herramienta que nos resulte útil a todos los trabajadores del videojuego y del ciberespacio debemos comprender que el modelo más cercano al meta–sindicado es precisamente la organización sindical; de ahí la insistencia en el ejemplo de las comisiones auto–gestionadas de trabajadores, antes de que estas fueran infiltradas por la lógica del Estado. Mientras que debemos insistir en la necesidad de ir más allá de los sindicatos clásicos, en estas fases iniciales del debate no podemos saber qué camino seguiremos. A este respecto me gustaría señalar que recientemente he recibido el correo electrónico de un desarrollador indie que me echa en cara que no haya planteado una propuesta concreta.

Pero me niego rotundamente a hacer una propuesta cerrada. Es el proceso el que nos irá marcando el camino que debemos tomar, qué necesidades tienen nuestros compañeros, cómo es recibido el debate meta–sindical por parte de los creadores de contenido y el resto de trabajadores de las nuevas tecnologías. Lo único que deseo ahora es responder a las interpretaciones que afirman que el debate tiene como objetivo formar un maldito grupo de mercado; me niego rotundamente, me niego porque no necesitamos grupos de mercado, ni simplemente grupos de amistades.

Lo que necesitamos son armas meta–sindicales.

 

 

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Sobre el debate del meta–sindicato del videojuego

Sobre el debate del meta–sindicato del videojuego

Víctor Atobas

 

Continuación del debate sobre el meta-sindicato del videojuego

Lee otras partes del debate:
– Parte I: Acerca del meta–sindicato del videojuego
– Parte III:La apertura del meta–sindicato
– Parte IV:Contra el algoritmo: el amor a Jasper y la necesidad de un arma meta–sindical

 

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En el anterior artículo traté de expresar la necesidad que sentimos tanto los desarrolladores indies, como también los creadores de contenido y el resto de trabajadores del ciberespacio, de crear una nueva forma de organización que supere las estructuras de los sindicatos clásicos. Así, apuntaba que a los únicos a quienes resulta útil la herramienta sindical es a los trabajadores garantizados, por lo general de una cierta edad, que tienen puestos estables y desarrollan biografías lineales. Sin embargo, nosotros somos trabajadores no garantizados –o precarios, si se prefiere ese término– que desenvolvemos nuestra labor en un medio cambiante como el ciberespacio, un medio rebosante de potencialidades tecnológicas que están siendo apropiadas por los intereses del dominio.

Durante los debates colectivos en los que participé: el 15M, el movimiento contra Bolonia o las apasionantes batallas del movimiento vecinal burgalés contra la especulación, me equivoqué y de esa manera aprendí que uno nunca puede estar seguro del curso que seguirá la invitación al debate o la propuesta planteada; por eso no me extraña no haber sido comprendido en un principio. Eso está bien; que no se me entienda en un principio es una buena señal –es algo que, como digo, viví en las luchas contra la especulación en Gamonal (Burgos)–; es el signo de que algo no pasa, pero puede pasar.

Esto me llena de alegría, amigos y amigas: el saber que algo no pasa pero puede pasar, el no ser comprendido cuando planteo que necesitamos crear una nueva forma de relacionarnos y organizarnos no sólo para defendernos de la lógica destructiva del mercado sino también para atacar al sistema liberando las potencialidades de la máquina. A este respecto preguntaba: ¿acaso las únicas opciones con las que contamos los trabajadores no garantizados del ciberespacio se reducen a solicitar el auxilio de sindicatos clásicos que no nos ayudan, tratar de tener buena suerte a la hora de buscar amistades o seguir indefensos?

La mayoría de los comentarios que respondían a dicha pregunta se desviaban en seguida hacia cuestiones personales, y supongo que tengo cierta responsabilidad en eso; al fin y al cabo, en el primer texto había apelado al grupo formado por algunos de los desarrolladores indies más conocidos en España (Alva Majo, Guinxu, Kony, etc.), como también a mi propio caso, pues consideraba que en esa fase de irrupción del debate lo mejor era que me atreviera a hablar en nombre propio ilustrando las cuestiones abstractas con ejemplos concretos. Lo que deseaba a este respecto era señalar nuestras dificultades para concebir nuevas formas de organizarnos. En una primer versión del texto recurría al concepto hegeliano de actualidad, que incluye sus propias potencialidades en tanto estas no son algo separado de la actualidad que estuviera descansando en el futuro o en una suerte de universo alternativo, para comprender así que la potencialidad o la posibilidad se encuentra ahora en lo real. Sin embargo, la argumentación filosófica me parecía demasiado abstracta para invitar al debate, con que eliminé las referencias hegelianas y puse el ejemplo del mencionado grupo de desarrolladores indies como ilustración de un grupo operativo que nos permitía pensar algo nuevo que podíamos llamar meta–sindicato.

Señalaba que el meta–sindicato debía interpelar a los creadores de contenido y a los trabajadores que utilizan las nuevas tecnologías, pues todos compartimos las mismas problemáticas. Por ejemplo; cada vez resulta más habitual que Youtube me recomiende vídeos en los que Pablo González (Caith Sith), Dan (Puerta al Sótano), Borja (Saselandia), Lara (Indies con Lara) u otros creadores de contenido denuncian estar sometidos al propio algoritmo de Youtube que me recomienda esos mismos vídeos. Es una jodida situación demencial, y lo que más me saca de quicio es el hecho de que aún nos cueste tanto organizarnos para hacer frente a las condiciones que imponen plataformas que no tienen absolutamente ningún contenido; son lienzos en blanco que pintamos con nuestro trabajo. Pero, ante esta situación: ¿lo único que cabe es que permanezcamos ciegos o sumidos en una suerte de lamento continúo?

A este respecto recibí los comentarios de un amigo francés, que trabaja como youtuber y streamer; decía que estaba muy intrigado por el artículo acerca del meta–sindicato porque pensaba que no existían formas en que los creadores de contenido como él pudieran organizarse. Ahí hay algo que pasa: los desarrolladores y los creadores de contenido tenemos los mismos problemas y nos necesitamos mutuamente; París, Tokyo, Estambul, en cualquier parte del planeta nos necesitamos.

Por tanto, cabe destacar que el concepto de meta–sindicato no sólo refiere a la superación de las estructuras clásicas de representación sindical, sino también a la necesidad de ir más allá de la estrecha tierra de la patria para comprender que hoy en día asistimos a batallas globales en las que el poder trata de capturar toda tecnología e imponer un uso de esta que resulte funcional a los intereses del dominio. En el fondo sabemos perfectamente que las tecnologías e innovaciones utilizadas en los videojuegos pueden ser utilizadas de otras maneras; lo que hoy sirve para someternos, mañana puede resultar útil para liberarnos.

La filosofía también puede servirnos; los conceptos son armas. A este respecto, quisiera señalar que la necesidad de inventar un concepto como meta–sindicato, ciber–sindicato o como queramos llamarlo, pasa precisamente por la urgencia de nombrar una nueva realidad caracterizada por la virtualización de la sociedad –especialmente tras la pandemia–, una nueva realidad en la que podemos formar grupos que escapen de las lógicas del mercado y del Estado así como desencadenar las potencialidades liberadoras de la máquina. Sin embargo, creo que la relación con el pasado resulta problemática –en cierto modo, es necesario que sea problemática– puesto que los símbolos que remiten a las luchas y sueños de nuestros antepasados, como los símbolos del comunismo, no funcionan ya para intensificar el debate colectivo. Por tanto resulta necesario que además de pensar nuevas formas de organizarnos y relacionarnos entre nosotros, inventemos símbolos que nos ayuden a interpelar a toda la sociedad; pues, al fin y al cabo, todos padecemos el control del algoritmo de acumulación y desigualdad llamado capitalismo.

Porque el futuro no está cerrado, sino abierto; ¡estamos al comienzo de la esperanza!

 

 

 

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Textos relacionados:

Acerca del meta–sindicato del videojuego (Primera parte del debate)

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Acerca del meta–sindicato del videojuego

Acerca del meta–sindicato del videojuego

 

Víctor Atobas

 

• El artista y desarrollador indie Víctor Atobas invita a pensar el modelo de un meta–sindicato del videojuego que apele a toda la sociedad.

Lee las posteriores partes del debate:
– Parte II: Sobre el debate del meta–sindicato del videojuego
– Parte III:La apertura del meta–sindicato
– Parte IV:Contra el algoritmo: el amor a Jasper y la necesidad de un arma meta–sindical

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Necesito un grupo que me proteja de la lógica destructiva del mercado, un grupo en el que pueda relacionarme con otros desarrolladores indies de una manera no competitiva y que no se limite simplemente a la negociación de las cuestiones laborales; ahora que el desarrollo de The Bad Son ha terminado, advierto esto con esperanza. Sin embargo, antes pensaba que no existía un sindicato de desarrolladores indies en España; era como si estuviera ciego, cegado por el poder como un esclavo no espartaco.

Realmente sí existe un sindicato así en nuestro país. Cabe señalar que no me estoy refiriendo a la delegación española de Game Workers Unite, una iniciativa que pretende armar una clásica estructura de representación sindical, de la que no tenemos recientes noticias y que no me interesa demasiado. Me refiero a otra cosa. Hablo de que sencillamente no podía ver que ya existía un sindicato de desarrolladores indies apoyándose entre sí, apelando también a los jugadores y a los creadores de contenido. El grupo no había adoptado la forma de un sindicato tradicional, no se parecía a las Comisiones Obreras de hoy en día, sino que guardaba una lejana semejanza con el nacimiento de las propias comisiones como grupos auto-organizados y que en un principio realizaron la función de autonomía. Desde luego, se diferenciaba grandemente de los que organización infiltrada por la lógica del Estado que actualmente conocemos por las siglas de CCOO. Había visto algo por aquel entonces, había realizado un pequeño descubrimiento que ahora me gustaría compartir con todos vosotros.

Realmente, a pesar de los obstáculos que encuentro por doquier, me gusta tratar de realizar pequeñas aportaciones y no simplemente limitarme a tratar de ganar dinero en Steam. No me gustaría que se formara una nueva rama de CCOO dedicada a los desarrolladores; más bien eso me dejaría un tanto indiferente, pues aunque tengo muy buenos recuerdos de mis camaradas de Comisiones Obreras –como Mariano González–, lo cierto es que creo que las organizaciones clásicas no comprenden nuestras necesidades como desarrolladores precarios o trabajadores no garantizados, ni tampoco entienden las potencialidades revolucionarias de la tecnología que podríamos utilizar para liberarnos de las cadenas del mercado y del caos que este genera, de manera que lo que querría es que el sindicato que existe actualmente en estado embrionario fuera tomado como un modelo que nos permitiera pensar un futuro diferente. ¿Podemos pensar otra manera de organizarnos?

Quizás podríamos llamar a ese nuevo tipo de organización como meta–sindicato. Formado por algunos de los desarrolladores indies más conocidos en España: Alva Majo, Guinxu, Kony, Hey Nau, DEVAlen o Charditronic, el meta–sindicato no sigue la lógica impuesta por el mercado a pesar de que por lo general cada quien desarrolla sus propios proyectos artísticos; cada quien es reconocido y amado en su diferencia. Y es que se trata de un grupo formado a partir de relaciones de amor y amistad, un grupo que defiende públicamente los intereses de los desarrolladores indies sobre todo en lo que concierne al apoyo mutuo frente a lógica destructiva del mercado. En este sentido podemos señalar que Steam siempre necesita que salgan nuevos juegos a cada rato, como en una cadena fabril y febril; un proceso de renovación continúa que destruya la viabilidad comercial de los proyectos recién publicados para alimentar la (seudo)novedad infinita; para alimentar, a fin de cuentas, al algoritmo invisible que nos controla.

Al igual que muchos otros, traté de afiliarme al meta–sindicato formado por Alva Majo, Guinxu y el resto, pero me encontré con que necesitaba trabar amistad con alguno de los miembros para poder ser aceptado en el grupo. Tras enviar una propuesta de colaboración a uno de los desarrolladores hacia quien siento una mayor afinidad, sin embargo, tuve la sensación de que algo no marchaba; tal vez la propuesta no había sido bien articulada por mi parte.

El caso es que desde entonces me viene doliendo esta situación, en la que no he encontrado aún un grupo en el que pueda defenderme de la lógica destructiva del mercado. Me duele leer los comentarios en las páginas de videojuegos acerca de que no existe un sindicato de desarrolladores operativo en España, como si estuviéramos ciegos y no supiéramos leer la realidad. Sí, sí existe. Es sólo que uno debe hacerse amigo de Alva Majo o Charditronic para poder afiliarse, y en cierto modo eso está bien porque ellos han formado su grupo autónomo y siguen su propio camino.

Uno no puede pedir que Alva, Charditronic o Guinxu traben amistad con todos los desarrolladores indies de España, pero lo que sí puede pedir es que comprendamos que el grupo al que nos referimos supone un modelo del futuro ya mismo presente, un modelo que nos permite pensar acerca de la necesidad de un meta–sindicato que vaya más allá de las estructuras sindicales tradicionales y que no sólo apele a los desarrolladores indies y a los creadores de contenido; que no sólo interpele a los jugadores sino a toda la sociedad, en tanto que todos debemos superar el desfase entre el avance tecnológico y la fosilización de las estructuras clásicas.

El modelo del meta–sindicado nos permite comprender que los videojuegos son el arte de nuestra época, dada su relación con el ciberespacio y la temporalidad acelerada. A este respecto cabe señalar que el nuevo tipo de organización debería comprender la posición de vanguardia que ocupan los videojuegos, concibiendo de esta manera que la tecnología que utilizamos en nuestros proyectos –como la Inteligencia Artificial o los NFTs, por ejemplo– puede escapar de los intereses del dominio, de modo que dicha tecnología no sirva para controlarnos sino para avanzar hacia un sociedad de nuevo tipo; una sociedad donde la cibernética sea el instrumento de la igualdad y los videojuegos el arte del pueblo.

 

 

 

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Reseña de «Marx y el comunismo en la era digital», de Maxi Nieto(Reseña)

 

 

 

 

 




Reseña de «Marx y el comunismo en la era digital», de Maxi Nieto

 

Víctor Atobas reseña el ensayo de Maxi Nieto titulado: «Marx y el comunismo en la era digital», en la revista Res Pública.

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El nuevo ensayo de Maxi Nieto, profesor en la Universidad Miguel Hernández de Elche, presenta al lector de Marx y el comunismo en la era digital (y ante la crisis eco–social planetaria), editado este año por Maia, un compendio de su trabajo previo acerca del cibercomunismo, un trabajo que trata de pensar la obra de Marx desde la actualidad y que en el texto que ahora reseñamos se ha visto ampliado con aportaciones sobre el debate acerca de la crisis ecológica.

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ENLACE A RES PÚBLICA

 

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