Donde el viento nos deje ser

Estoy arañando las paredes
desde que tiré tu nombre por la ventana
en la última discusión.

Apuesto a que tú, ya ni siquiera riegas las plantas con desgana.
Enero te está haciendo el favor de lloverlas encima.
Y el agua las llega al cuello.

Las está ahogando
y a nadie le importa.

En realidad está siendo un cabrón.
Como el final del verano lo fué.

Hay un corazón encharcado,
y a nadie le importa.

La chica del tiempo ha vuelto a predecir
temporada de lluvias torrenciales
y paraguas rotos en las esquinas de la ciudad.

Sácame de aquí y llévame a algún lugar
dónde solo estén tus manos
bailando la curva de mi cuerpo.

Donde no respiremos aire,
y sea él, el que nos respire a nosotros.

Donde el viento no empuje,
y nos deje ser.

Rebobina hacia atrás la cinta de nuestros golpes
y permítete fallar.

Permítete que duelan las caídas a cámara lenta.

No pasa nada
yo estoy aquí
no me he ido
no aún.

No aún que aún te espero.




Eres café que arde

Cuenta hasta diez,
escóndete en un sueño

y no salgas para salvarte.

Hazme adivinar cuantos
duendes viven en tu pelo
y pídeme que me abrace a ellos.

Ten la decencia de querer

hacerme al menos;

una vez la guerra
y dos veces las maletas en la puerta.
Una para cuando te vayas

y otra para cuando te quedes.

Voy a pelear contra todos tus gigantes

hasta hacerlos hormigas y obligarles

a pasar el invierno bajo tierra.

Prepárate y viértete en pequeñas dosis de café.

Te tomaré esta noche,

en esta cama

y en este insomnio.
Pónme nerviosa,
revuelve todo lo que hay aquí dentro
pero no saques nada.
Deja las entrañas en su sitio

y los posos al fondo.

Mil veces te lo he dicho,

eres café que arde.

Siempre te llevo a la boca sin esperar a que enfríes

y me dejas con fiebre tiritando en los labios.




Yo me lo guiso, tú me lo comes

Yo si quiero
me puedo.
Yo si me puedo
me tengo.
Yo si me tengo
me pierdo.
Yo si me pierdo
me olvido.
Yo si me olvido
me gano.
Yo si me gano
me gasto.
Yo si me gasto
desaparezco.
Me quedo sin nada.

Y así me ha pasado contigo.
Fue un error empezar con el verbo querer.




Empuñando un abrazo

Piso fuerte, agrieto el suelo y no me doy por vencida

Si se trata de abrazarte por la espalda.

Cualquiera lo llamaría puñalada,

Pero tú no eres cualquiera.

Cualquiera no sabría que los mejores

Impactos te pillan desprevenido,

Quizá despeinado o haciendo café

Por la mañana a esas chicas que se despiertan a tu lado.

Quizá despreocupado de tanta realidad viéndonos

Pasar sin saludarnos por la calle.

Quizá preguntándote si hay algún lugar hermoso al que

Debamos volver para saludarnos con los labios

Y no con las mejillas al viento.

Quizá mirando los ángulos muertos

Que sostienen tu incapacidad para decir las cosas de frente.

Así que un día cualquiera, siendo cualquiera,

 por la espalda he decidido

Que voy a apuñalarte,

Digo, a abrazarte.




La piel de serpiente que mudamos

Estoy a tres pasos de tu puerta

y si te veo echo a correr.

Te quiero de lejos

y me bebo los poemas

que escribo en las barras de bar.

Me cuelo por las rendijas de mi soledad

y duermo en otras camas.

Fumo todo lo que se deja consumir

y me trago el humo del que no espera nada a cambio.

Pero todo cambia.

 Tú,

  Yo,

 La piel de serpiente que mudamos

cuando (nos) atacamos

y también cuando (nos) amamos.

Espero estar delante de ti una vez más

y no darte miedo o ganas de llorar un mar,

que me mires a los ojos,

las palabras se pierdan

y los besos se encuentren

como si les hubiéramos pagado la fianza

de una pena de muerte.

Qué ciegos estamos,

no vemos ni cuando nos juzgamos

y qué cobardes somos,

no vamos ni cuando nos llamamos.

No es rojo, es ámbar.

El miedo solo existe

porque existe la intuición

Y nuestra eternidad

duró todo lo que dura un amor

que no se puede entender.

Y qué de pena está toda ésta alegría,

No suena a portazo de bienvenida.

Y qué absurdos cuando no estamos,

Solo somos cuando (nos) amamos.




Del revés

Del revés

Ya me he visto del revés

y a ti organizando pedazos.

Ya me he visto desplomada

Y a ti exhausto de mí.

Debe de parecerte extraño

pero éste olvido se me escurre

de los dedos,

se hace charco en el asfalto

y me inunda hasta los huesos.

Éste olvido te conoce

Y te llama de madrugada,

escucha tu voz al tercer tono

y cuelga sin decir nada.

Éste olvido huye de noche,

dobla los barrotes de su celda

Y se escapa adentrándose en la selva.

Éste olvido no olvida.

Éste olvido sabe de amores

que envuelven

y no vuelven.

De amores que se cruzan,

huelen su pelo

y te atrapan sin anzuelo.

Sabe de amores imprecisos

de casualidades vacías

de poemas perdidos

y besos prohibidos.

Es rebelde

indomable

inconformista

desobediente.

Este olvido que no olvida

me sangra, nos quita la vida.