Vínculo de fuego

“Una vez en la historia sea dicho por un dios, que por quererle tanto se rindió y por odiarle tanto se deshizo en delirios.Créanme si les digo que mi vida comienza donde acaba la suya y que preferible es morir a su lado oyendo a su corazón latir”

Sean testigos de mi desdicha:

Soñé que me caía, que mis ojos se hundían en la oscuridad lentamente, que mis piernas se dormían y con mis manos cubiertas de sangre casi ni dolor sentía; era todo tan confuso…los árboles parecían gigantes, el suelo aparecía y desaparecía como por arte de magia y yo me estaba quedando sin fuerzas incluso mi aliento, se envolvía entre cubitos de hielo; derepente algo entre esos terribles gigantes se movió y cada vez lo hacía más y más rápido, a pesar de que mis ojos por momentos estaban muertos yo sentía unas tremendas ganas de saber, de no dejarme vencer, pero cerré los ojos y pensé que intuir que aquel espectro corría hacia mí fue mi último adiós.

El silencio recorría todo mi cuerpo, sin dejar a penas huellas se aferraba a mi pecho como si de un amante desvalido se tratase, percibía la llegada de la muerte… su olor era tentador pero sentía miedo, asfixia todo cuanto me rodeaba era sombrío y aun mis ojos no podían ver ni sentir lo que estaba pasando ahí fuera, fuera de mí.

Mi cuerpo dejó de pesar, por un momento me sentí como si estuviese levitando o como si alguien me estuviese llevando en brazos no lo sé, algo extraño estaba ocurriendo pero me sentía tan débil que dejé de darle vueltas, poco a poco mis sentidos iban reaccionando y ahí fue cuando por primera vez di más valor a la muerte que a la propia vida. Me estaban desvistiendo y yo no podía hacer nada simplemente preguntarme el por qué; mis pies fríos con aquellas manos se calentaron, mis piernas se cubrieron con algo suave y ajustado, sentí presión en mis tobillos y en mis manos como si me estuviesen apretando muy fuerte sin temor a lastimarme, sentí como un aliento ajeno a mí, quemaba mi piel y lentamente abrasaba mis lágrimas, lágrimas que ni si quiera podían proporcionarme el placer del pleno desahogo, mis labios empezaron a saborear algo totalmente diferente al sabor de la muerte y quise devolver por no poder saber de quién eran los labios que me estaban besando, quise gritar al saber que un cuerpo desconocido estaba encima de mí, acariciándome, besándome, oliendo cada centímetro de mi piel;

Quise echar a correr pero no pude, ni siquiera pude abrir los ojos, estaba tan viva y tan muerta a la vez…sus manos me agarraban tan fuerte que por un segundo pensé que jamás me soltaría…

Mis dedos comenzaron a moverse, poco a poco iban palpando el aire sudoroso del ambiente, mi corazón cada vez latía más y más fuerte temía que se rompiese en mil pedazos aunque por otro lado lo ansiaba con todas mis fuerzas, sus manos recorrían mi cuerpo con acordes de fuerza y a la vez dulzura que raro ¿Por qué intuía su ternura cuando su locura era tan vil?…sentía sus pestañas en mi sien, su nariz besando la mía durante minutos enteros como si de un enamorado se tratase, me abrazaba con fuerza olía su miedo, miedo a no volver a estar junto a mí, su pelo parecía largo, rozaba mi abdomen y sus puntas masajeaban el lugar con mucha delicadeza, volvía a estar confusa no entendía nada, el porqué de aquel cariño y de aquella dureza sumidas en una sola, me estaba preocupando, pero algo dentro de mí me decía que no lo hiciese, que me dejase llevar como cuando la lluvia cae.

Los pájaros dejaron de cantar y el frio se apoderó de mi cuerpo, se oía a los lobos cantar y a los búhos bailar al son de la noche, seguía sin abrir los ojos seguía estando postrada como si fuese un cadáver más, al que hay que dejar paso sin titubear, estaba desesperada, no podía gritar, no podía moverme, no podía ver, no podía hacer nada y para colmo me encontraba en el bosque con el terrible frio de la noche y con alguien que me estaba observando continuamente para bien y para mal, alguien del que desconfiaba terriblemente pero con el que sentía una especie de bienestar extraño. Acariciándome el pelo se recostó a mi lado y abrazándome me dio calor, durante unos momentos palpé la cálida llegada al mundo de los sueños pero me horrorizaba la idea de dormirme, así que no lo hice, permanecí despierta intentando acallar mis pensamientos para no agobiarme injustamente.

Las mariposas revoloteaban por mis pies, me pregunté de qué color serían, era agradable su tacto, aunque mucho me temo que sin ver, bien podría ser otro animalito pequeño y juguetón, mis manos rozaban el suelo, mi cabeza podía saborear la tierra húmeda de aquel bosque, me sentía dolorida y desnuda ¿Qué había ocurrido? entonces comprendí que me había dormido, quise darme la vuelta pero no pude, seguía sin poder moverme con total normalidad, de nuevo me pregunté ¿Qué me habían hecho porque estaba boca abajo, porque estaba dolorida?, dicen que cuando pierdes un sentido ganas agudeza en el resto y así fue, no podía ver, pero pude oler mi propia sangre, sangre cercana a mi espalda, me asusté puesto que la verdad era demasiado obvia y ya parecía no haber nadie a mi lado.

Desperté de mi sueño.

Al despertar me sentía empapada y tenía una pequeña sonrisa que irradiaba toda la sala, a mi lado dormía mi amado Yiran, me parecía tan hermoso verle dormir, pero a la vez tenía tantas ganas de atarle y devorarle que no me lo pensé dos veces….le tapé los ojos, le puse una cinta en la boca, le amarré las muñecas y los tobillos, le desnudé lentamente, puse música de ambiente y que mejor que la V sinfonía de Beethoven. Yiran me gritaba pero daba igual, porque no le entendía nada con esa mordaza, ¿saben?, el sueño me había poseído, estaba totalmente fuera de mí y lo más curioso es que me estaba enamorando de cada momento de furia que desprendía; mordí sus labios una y otra vez, jugueteé con sus orejas hasta hacerle enloquecer, sabroso sabor salado el que estaba impregnado en su torso, Yiran volvía a gritar y eso me gustaba demasiado, decidí calmarle o hacerle sufrir más, con mi boca toqué sus rostros del inframundo y lamí cada gota de fuego con auténtico placer, coloqué sus manos en mis senos y me apretó tan fuerte que del dolor sentí una grata satisfacción, estaba tan eréctil que decidí acercarme poco a poco y cubrir su erección con mi manto entonador, una y otra y otra vez al ritmo del compás, sin descanso, sin paradas, sin aliento, hasta hundirme en sus líquidos deseos prescritos.

Caí rendida pensé que jamás me levantaría, le dejé a Yiran por unos segundos disfrutando de su mazmorra placentera y yo con mis manos besé mis labios y rozándose lentamente volví a estar entre la suave lluvia.

Al quitarle las vendas a mi querido Yiran vi en sus ojos fuego, hizo que me sintiese intimidada y eso fue fascinante, solo con su mirada pude vislumbrar que se encontraba más cerca de mí de lo que yo imaginaba, le dejé con la cinta en la boca durante unos instantes puesto que el silencio es la más bella melodía y me recosté a su lado susurrándole mis deseos más prohibidos, fue entonces cuando decidí quitarle la cinta de la boca pues me di cuenta de que teníamos un vínculo impenetrable, al dejarle completamente libre sus palabras fueron: Cariño, ¿recuerdas el olor a lluvia mojada?,¿recuerdas que mientras parecías dormida, yo te estuve acunando en las sombras?, ¿recuerdas la sangre de tu trasero al disfrutarte como un animal salvaje?¿lo recuerdas? Entonces un vuelco me dio al corazón y le conteste: si cariño me acuerdo de todo y ¿sabes qué? follemos de nuevo!!!!!!!!