1

Poema al amor trágico

Poema al amor trágico

 

Víctor Atobas

 
 

A Sara Barreiro

 

Sara:
siempre te hablo
de que fui tocado por Dios
a la salida del Artesanos
cuando nuestras manos se entrelazaron
y acariciaron la verde hierba del firmamento.

Sara:
nunca hablas del regimiento contra el que guerreamos
pero sabes bien que luchamos
contra quienes deseaban anochecernos,
besándonos en los muros del cubo azul
logramos fundir los barrotes de noche y gris
y bailar ritmando nuestras distancias
–ahora más cerca más cerca,
o un poco más lejos, para no pasarnos.

Tu amor fue entonces luciernagal de astral esperanza
tu boca música de niña dulce andanza
tu cuerpo mi órbita rúbica.

Nuestro error consistió en que, sabiéndonos tan diferentes,
nos mudamos al agujero negro de la torre
y los ritmos de nuestras distancias fueron absorbidos
por pozos hundidos en aullidos de amarre conyugal
–santo matrimonio por la iglesia.

En aquellos momentos nos encontramos demasiado próximos:
nos cegamos los ojos con agrios romos,
nos dañamos el uno al otro con desesperas cónyuges
y lúgubres costumbres de mutua incomprensión.

Ahora que ha pasado tiempo desde nos divorciamos
sé que nos hallamos en un lugar que nos permite observar
a dos almas cómplices
que nunca dejarán de amarse en la distancia.

 

 

 

 

 

 

*******************************************************************************************************************

Otros poemas de Víctor Atobas:

 

 

Los cuatro duros

Domingo a diario

La voz de la alemania

Franco arquitecto

El but de jak

La muchacha alada

La filosofía de la trágala

La trágala fuera

Atravieso todas las trágalas

Motor prieta válvula

La autoridad se la dejo a las ratas

Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




Los cuatro duros

Los cuatro duros

 

Víctor Atobas

 

Entre los cristales
de la vitrina de patrocinio
me hallo expuesto al latrocinio del rastro plaza
–domingo a diario.

Hoy es domingo como todos los días
de la semana mercantil
hurgo en mis bolsillos ni una perra
y me pregunto
si volveré la cabeza
para dejar de ver el futuro
y ganarme un tomate caduco y cuatro duros
y un billete para el ferry hacia la niebla.

Al instante grito de eso ni hablar
–gritos que vuelan como jilgueros.

No puedo comprar ni una torta de yogur
pero sí puedo adquirir el mejor bulgur de este mundo.
¡Ven a mí, futuro de común silicio rojo,
que yo no te vuelvo la cabeza!

 

 

 

 

 

 

*******************************************************************************************************************

Otros poemas de Víctor Atobas:

 

 

Domingo a diario

La voz de la alemania

Franco arquitecto

El but de jak

La muchacha alada

La filosofía de la trágala

La trágala fuera

Atravieso todas las trágalas

Motor prieta válvula

La autoridad se la dejo a las ratas

Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




Domingo a diario

Domingo a diario

 

Víctor Atobas

 

El rastro en la plaza domingo a diario
día del Señor-Santo-Mercado,
expuestos los talles carnes mármoles:
las faces facen gestos despatarrados en suelos regateos
los tréboles dedos de tallos congelados
los cuellos colgantes depredados
las cabezas números enrojados.

Veo las grasientas banderas dando vueltas como perritos calientes
los picantes estudiantes atragantándose con rábanos cuernos
los obreros hundiendo sus ojos en trombas lluviosas de paraguas orujos
los oficinistas errando en códigos tamagochis
todos todo todos
sobre los puestos del rastro.

Hasta mis héroes gitanos han sido apresados en el mercado:
aquí no falta nadie,
todo parece atrapado.

Domingo a diario
día del Señor-Santo-Mercado,
los alemanes mercaderes quieren exterminarme
sacar la escoba y barrer los nidos
de estos jilgueros que salen de mis gritos
–soy un judío que grita pájaros
que vuelan arrojados
hacia mañana lunes.

 

 

 

 

 

 

*******************************************************************************************************************

Otros poemas de Víctor Atobas:

 

 

La voz de la alemania

Franco arquitecto

El but de jak

La muchacha alada

La filosofía de la trágala

La trágala fuera

Atravieso todas las trágalas

Motor prieta válvula

La autoridad se la dejo a las ratas

Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




La voz de la alemania

La voz de la alemania

 

Víctor Atobas

 

Los alemanes perdieron la guerra
pero ganaron tierras en tantas y tantas cabezas:
barrio a barrio conquistaron las enterezas
fortaleciéndolas con moldes de nervio plomo,
prieta válvula y fierro duro
fusil con culata de monedas trágalas
siempre prestos a disparar contra nosotros judíos pobres sin sión.

Los alemanes perdieron la guerra
pero preñaron la tierra con muertos y recién nacidos
millones de niños siendo hoy día germanizados a la fuerza
en escuelas de césar
y pantallas de bruto espectáculo
escuchando las ordenanzas de la trágala
que ya azuza los buches de la siemens
relamiéndose ante sus infantes carnes.

Los alemanes perdieron la guerra
y desaparecieron en el invierno ruso,
pero volvieron a hacerse carne en la voz de rostro trágala:
de modo que, cada vez que me muevo en mi cuarto,
escucho una palabra que llega desde la vil alemania
una palabra que farfulla no sé qué acerca de mi supuesta e infinita culpa,
y así, judío sin moneda ni judea,
cada vez que salgo de casa cantando
cada vez que trato de lanzar un pequeño y alegre rompe-rompe
a los firmes-firmes muros tristes de este mundo,
me encuentro de nuevo con la voz de la alemania.

Los alemanes perdieron la guerra
pero los judíos sin sión y los nómadas árabes
aún debemos quemar la palabra de la vil alemania
hasta que no sea más que ceniza en el viento.

 

 

 

 

 

 

*******************************************************************************************************************

Otros poemas de Víctor Atobas:

 

 

Franco arquitecto

El but de jak

La muchacha alada

La filosofía de la trágala

La trágala fuera

Atravieso todas las trágalas

Motor prieta válvula

La autoridad se la dejo a las ratas

Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




Franco arquitecto

Franco arquitecto

 

Víctor Atobas

 

Funcionales aparcamientos para flores adolescentes
fábricas de bebés concursantes
apartaderos privados para ancianos
parques bajo la sombra de vecinos gendarmes
supermercados de músculos inflamados
madrigueras esperando acacias alicias.

Veo todo esto mientras camino por el margen de Madrid
y pienso los alemanes perdieron la guerra
desparecieron en el invierno ruso,
mas esta arquitectura enjaula
estas formas de raza puramente funcional
este humus de basura que se reproduce siguiendo su propia lógica
este torre con enrejado y bigote hitleriano
esta casa blanca con oreja universal
este edificio que chilla júnjumas y escupe gendarmes
que fabrica bebés concursantes para los buches de la siemens
esta oficina con ojos interiorizados en incendios apagados,
todas estas construcciones no son acaso
el signo de que, aunque los alemanes acabaron perdiendo la guerra,
se aliaron con Franco arquitecto
y ganaron el espacio de la urbe.

Pero, de igual manera que Franco aún vive en el ladrillo de la urbe,
a pesar de que la alemania perdiera la guerra y ganara la arquitectura
de igual forma viven los republicanos preparando nuevas voladuras
–y es este último pensamiento el que me permite volver a casa en la dicha.

 

 

 

 

 

 

*******************************************************************************************************************

Otros poemas de Víctor Atobas:

 

 

El but de jak

La muchacha alada

La filosofía de la trágala

La trágala fuera

Atravieso todas las trágalas

Motor prieta válvula

La autoridad se la dejo a las ratas

Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




El luciernagal

El luciernagal

 

Víctor Atobas

 

Tras atravesar la trágala abriendo nuevas roturas
tras dinamitar las júnjumas requeteduras
con palabras cargadas de voladuras,
de nuevo en campamento rebelde de indias figuras,
herido pero habiendo desprendido cadenas y escarpaduras,
celebro una noche más de luciernagal
en que los guerrilleros hemos roto fijo liro
tocando arco y lira y abriendo nuevos surcos.

Celebro una noche más de luciernagal
junto a mi maestro pastor guerrillero
junto a hostiles animales cantores
junto a muchachas aladas eternizados amores,
una noche,
una noche más de luciernagal,
una noche más luz de guerrilla enlumbre
cenando los dorados morros de la trágala,
mientras escucho la música crepitar en el fuego luciernagal.

 

 

 

 

 

 

*******************************************************************************************************************

Otros poemas de Víctor Atobas:

 

 

La muchacha alada

La filosofía de la trágala

La trágala fuera

Atravieso todas las trágalas

Motor prieta válvula

La autoridad se la dejo a las ratas

Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




La muchacha alada

La muchacha alada

Víctor Atobas

 

 

Sentado sobre las frágiles maderas del embarcadero
acantonado en la isla de Kanto
junto a hermosas mujeres de almas jóvenes
pájaros de plumas relucientes
y pokemones hostiles lugartenientes,
observo a la quejumbrosa júnjuma
apagándose en los momentos de novum y cambiantes
observo a los quejidos de la imperia grilla naufragar
en este tormentoso mar.

La noche se cierne ya sobre esta isla
que es novum condena de júnjuma y huevo de mar,
cuando advierto extasiado que las arenas cantan al alma aligerada
–a la muchacha alada
que se acerca cargando con el peso de la máquina medio liberada.

Aun no es de Cupido sino del Porvenir el juego dichoso
temo los trechos peligrosos,
se me hace difícil volar como la muchacha,
de manera que, tras volver a posarnos sobre las maderas del embarcadero,
pregunto cómo hace ella para ser tan ligera:
no soy como crees
en verdad soy la más pesada
pues en mis espaldas cargo no sólo con el peso de los animales
cargo no sólo con las júnjumas medio muertas de los machos patriarcales
sino también con el deber de liberar estos flujos y engranajes maquinales,
con que si puedo volar es por las corrientes ya mismo presentes
que arrecian con las fuerzas de todos los pasados y todos los futuros
.

Entonces comprendo que la muchacha alada
hace tiempo partió en mil pedazos la boca de la tragalada,
dejando de esconder su fénix plumada,
viniendo ahora a abrazarme
invitándome a que juegue de nuevo junto a ella.

 

 

 

 

 

*******************************************************************************************************************

Otros poemas de Víctor Atobas:

La filosofía de la trágala

La trágala fuera

Atravieso todas las trágalas

Motor prieta válvula

La autoridad se la dejo a las ratas

Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




La filosofía de la trágala

*******************************************************************************************************************

La filosofía de la trágala

Víctor Atobas

 

Balcones de ilustradas razones parafernalias
tableros de ajedrez muertas las arañas reinas
suspensos encapsulados en judías vainas
y se supone debo dar gracias
mientras camino través facultad en estado de capital y estado
para atravesar trágala de aprobado rancho
ante este apolo autoro tragón que es mueble lustre mimbre
sillón a teciopelo del sistema que hiere bellas urdimbres
escupiendo montañas de sapos y cochambres.

El apolo se sienta y escupe trágala:
–¿qué es la Filosofía?
esta pregunta vale trozo soma de aprobado rancho,
entonces saco una caja de coles de bruselas
coles que cultivé en mañanas pasadas en doxa estertor,
en desquicie de atranque a trancos silba el prieto pasador,
las coles transpiran sudor de esclavo estudiante en fuego fénix abrasador.

Tras examinar las coles el apolo chirría:
–no le he ordenado diera un ejemplo, muchachito, sino la Esencia de la Filosofía
entonces, aprovechando un momento de descuido,
tomo la caja de coles y la estallo contra embrido
las coles explotan en repentinos vuelos de perdices,
el apolo se tapa las narices, mientras a vociferes tensos,
–suspenso suspenso usted es malvado y suspenso
no sabe nada de Filosofía
no sabe nada del pensamiento de Esencia ni de Fundamento carnavalina,
y salgo del despacho partiéndome de risa coralina
mientras atravieso la filosofía de la trágala moralina.

 

 

 

 

 

 

*******************************************************************************************************************

Otros poemas de Víctor Atobas:

La trágala fuera

Atravieso todas las trágalas

Motor prieta válvula

La autoridad se la dejo a las ratas

Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




La trágala fuera

*Nota: Poema de Víctor Atobas acerca del desarrollo del videojuego The Bad Son.

*******************************************************************************************************************

 

La trágala fuera

Víctor Atobas

 

Tras elegir el motor me convierto en espina engranaje:
cibercampo flores ni una
nada nada nada de lenguaje humano en esta afanada
sino binarismo steam de nihil
bajo chirrido cortocircuito y chip.

Empiezo el desarrollo otro día:
en el tenso tracto del Acumulador que todo lo traga trágala
las palabras son deglutidas por comandos de ordeno y mando
y el juego entra en vientre de bicho roto.

Empiezo el desarrollo otro día:
un día y otro día y el juego cras cras cras
y a fuerza de romperse empieza a trajinar,
entonces pigmentos brotan en el lienzo plantar
y empiezo a buscar un tono róseo
de anubia rosa helechal coral y heridadicha
para liberar esto que pasa través mi herido cuerpo pez-coro.

Empiezo el desarrollo otro día:
advierto que la tonalidad fluye en la corriente marina
con palabras y arenas cantarinas
y dejo de preocuparme por el motor chirría
no quiero arreglar el juego quiero que se rompa en nuevas vías
y al fin en este momento, al fin,
una pizca de poesía puede brote brizna.

Empiezo el desarrollo otro día:
pienso el desarrollo es una extraña esclavitud
pues en el limoso fondo de estas cadenas hay caudales
que liberan a raudales
esto que los apolos autoros tragones no pueden tragar trágala fuera.

Empiezo el desarrollo otro día:
pienso el juego no va redondo nada trágala fuera
fuera la trágala y que el juego se rompa más hondo
que yo lo que quiero es corriente marina de róseo tono
y nadar través coral como pez-coro,
esclavo espartaco que no se deja tragar trágala fuera
la trágala fuera
la trágala fuera
la trágala fuera
que toda esclavitud es llena de manantiales
de islas ricas en manglares y caudales
que liberan esto que los apolos autoros tragones no pueden tragar trágala fuera
la trágala fuera.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*******************************************************************************************************************

Otros poemas de Víctor Atobas:

Atravieso todas las trágalas

Motor prieta válvula

La autoridad se la dejo a las ratas

Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora




Atravieso todas las trágalas

Atravieso todas las trágalas

Víctor Atobas

 

 

Emparedado en tallajes de forrajes y triste sal
perdido en el maizal
caía y las sombras asomaban tamborileras,
se ponían bailarinas en torno mi caída;
volvía a caer y, de nuevo,
un olor a mazorca podrida
a familiar laberintia:
come come más
limpia lame el plato mastica traga bien tu suplicio.

La trágala me daba seguridad en galas amarilladas
de confortables y rojas enrejilladas;
la trágala me daba posadas encadenadas
billetes para festejos de apolos autoros tragones,
de modo que tragaba la trágala y la vomitaba
la vomitaba queriendo morirme
pues aún era apoyatura para apolos autoros tragones:
era desvencijada mesa para su regocijada comida,
pero ya no más,
ya no más,
ya no más.

Ahora atravieso todas las trágalas
sin morir por ello de hambre,
tragando no trágalas sino minúsculo plancton,
como pez-coro entre abismos grandes peligros
y oceánicas alegrías:
como pez-coro lleno de honda herida
y más profunda dicha.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*********************************

Otros poemas de Víctor Atobas:

Motor prieta válvula

La autoridad se la dejo a las ratas

Soy feliz cuando llueve

Ciudad cerrada

Doble vínculo

Isla roja

El reverso de la moneda

La nave conquistadora