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Mucho ha llovido desde 1925, año en que se funda la Caja de Ahorros Municipal. A día de hoy, de la que otrora fuera una entidad con amplia influencia en la economía de nuestra ciudad sólo queda la Fundación Caja de Burgos. Ya ni es caja ni es de Burgos; absorbida por CaixaBank tras una serie de cambalaches financieros, cambios de disfraz y varias mentiras políticas, uno de los principales músculos financieros de Castilla y León por los que sacaba pecho el acorralado y aún Consejero de Economía Tomás Villanueva, se convirtió en una fundación que pretende gestionar una obra social para beneficiar a los y las burgalesas, pero que, como demostraremos más tarde, no va a servir más que a los intereses del Partido Popular y de todas las familias satélites del mismo.

Pero, ¿qué ha ocurrido en las dos últimas décadas para llegar a esta situación? ¿Quién ha utilizado esta entidad hasta arruinarla y saquearla en beneficio propio? Analicemos algunos de los escándalos que han sacudido esta entidad para entrever qué ha sucedido, a quién han perjudicado y de qué se han beneficiado los responsables de esta caja.

Abandono del Aula de Cultura de Gamonal

Al principio de la década de los 2000, Caja Burgos decidió cerrar unilateralmente su Aula de Cultura. Este edificio, situado en Pablo Casals, fue cedido en 1982 por el Ayuntamiento de Burgos a la caja por ¡75 años! En este lugar, varias generaciones pudieron disfrutar de películas, representaciones infantiles, teatro…, en definitiva de cultura, un recurso utilizado por los colegios de la zona y por gentes más adultas.

Un mal día, y de eso hace ya más de 12 años, los responsables de la caja decidieron unilateralmente tapiarlo y cerrarlo a cal y canto, permitiendo su deterioro y dejando a los vecinos del barrio sin un espacio cultural de referencia. Increíblemente el Ayuntamiento y sus responsables políticos no exigieron en ningún momento su devolución al patrimonio municipal, sino que permitieron que un local público fuera condenado a su degradación. En este punto hay que recordar a los lectores que cualquier propiedad o servicio público que se concede o adjudica temporalmente a una persona física o jurídica está sujeta contractualmente al uso que se especifica, desapareciendo la relación cuando la parte privada ya no se ajusta al uso que se pretende. Con lo que la situación en este caso, a nuestro jucio, es flagrantemente ilegal y la no reversión del edificio a la propiedad municipal sólo se puede interpretar como una acción cobarde frente a La Caixa y una pésima gestión de nuestros bienes públicos, producto de una más que presumible mala fe.

Retomando la breve historia de Pablo Casals nos vamos hasta el simbólico año 2011. Todos sabemos ya lo que ocurre en mayo de este año dónde un movimiento político, que pone en tela de juicio la democracia liberal y nos desvela los “agujeros” por dónde se cuelan las órdenes que burlan la soberanía popular, es replicado en todo el país. Y es en este momento cuando la Asamblea 15-M de Gamonal decide recuperar este lugar para el barrio.

Durante un mes escaso se proyectan películas y documentales, se organizan debates y charlas, y se celebran asambleas. Pero, de manera artera y vergonzosa, los directivos de Caja Burgos deciden tapiar la entrada, y con ella la ilusión, con premeditación y nocturnidad a las 6 de la mañana. Con la protección de la Policía Nacional puesta a su servicio, sin la necesaria licencia de obras y pretendiendo de nuevo dejar al barrio de Gamonal sin uno de sus espacios. Durante tres años Javier La Calle y su rodillo se “olvidan” de exigirle a Caja Burgos y posteriormente a La Caixa la reversión del edificio. Durante tres años comprobamos que el espacio no es más que un trofeo de caza, un territorio en el que mean los financieros y nadie más puede mear…

De nuevo, en 2014, al calor de la lucha contra la especulación y la corrupción más que previsible en torno a la construcción del bulevar de Gamonal, numerosos vecinos y vecinas del barrio decidimos reabrir de nuevo este espacio. Se forma entonces el Centro Social Recuperado de Gamonal, que sigue hasta estos días ofreciendo al barrio una gran variedad de actos culturales y reivindicativos: conciertos, charlas, debates, talleres, circo, proyecciones, y un largo etc. ¿Cuál es de nuevo la depredadora e insensible actitud de la Junta Directiva de la ahora Fundación Caja Burgos? Intentar acabar con esta experiencia de autogestión que no pueden permitir por evidentes motivos ideológicos. Denunciar la “ocupación” de este espacio que ellos pretenden cerrar para siempre y para especular posteriormente. Criminalizar a aquellas personas que tratamos de mantener este espacio vivo para el barrio.

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