Acerca del meta–sindicato del videojuego
Víctor Atobas
• El artista y desarrollador indie Víctor Atobas invita a pensar el modelo de un meta–sindicato del videojuego que apele a toda la sociedad.
Lee las posteriores partes del debate:
– Parte II: Sobre el debate del meta–sindicato del videojuego
– Parte III:La apertura del meta–sindicato
– Parte IV:Contra el algoritmo: el amor a Jasper y la necesidad de un arma meta–sindical
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Necesito un grupo que me proteja de la lógica destructiva del mercado, un grupo en el que pueda relacionarme con otros desarrolladores indies de una manera no competitiva y que no se limite simplemente a la negociación de las cuestiones laborales; ahora que el desarrollo de The Bad Son ha terminado, advierto esto con esperanza. Sin embargo, antes pensaba que no existía un sindicato de desarrolladores indies en España; era como si estuviera ciego, cegado por el poder como un esclavo no espartaco.
Realmente sí existe un sindicato así en nuestro país. Cabe señalar que no me estoy refiriendo a la delegación española de Game Workers Unite, una iniciativa que pretende armar una clásica estructura de representación sindical, de la que no tenemos recientes noticias y que no me interesa demasiado. Me refiero a otra cosa. Hablo de que sencillamente no podía ver que ya existía un sindicato de desarrolladores indies apoyándose entre sí, apelando también a los jugadores y a los creadores de contenido. El grupo no había adoptado la forma de un sindicato tradicional, no se parecía a las Comisiones Obreras de hoy en día, sino que guardaba una lejana semejanza con el nacimiento de las propias comisiones como grupos auto-organizados y que en un principio realizaron la función de autonomía. Desde luego, se diferenciaba grandemente de los que organización infiltrada por la lógica del Estado que actualmente conocemos por las siglas de CCOO. Había visto algo por aquel entonces, había realizado un pequeño descubrimiento que ahora me gustaría compartir con todos vosotros.
Realmente, a pesar de los obstáculos que encuentro por doquier, me gusta tratar de realizar pequeñas aportaciones y no simplemente limitarme a tratar de ganar dinero en Steam. No me gustaría que se formara una nueva rama de CCOO dedicada a los desarrolladores; más bien eso me dejaría un tanto indiferente, pues aunque tengo muy buenos recuerdos de mis camaradas de Comisiones Obreras –como Mariano González–, lo cierto es que creo que las organizaciones clásicas no comprenden nuestras necesidades como desarrolladores precarios o trabajadores no garantizados, ni tampoco entienden las potencialidades revolucionarias de la tecnología que podríamos utilizar para liberarnos de las cadenas del mercado y del caos que este genera, de manera que lo que querría es que el sindicato que existe actualmente en estado embrionario fuera tomado como un modelo que nos permitiera pensar un futuro diferente. ¿Podemos pensar otra manera de organizarnos?
Quizás podríamos llamar a ese nuevo tipo de organización como meta–sindicato. Formado por algunos de los desarrolladores indies más conocidos en España: Alva Majo, Guinxu, Kony, Hey Nau, DEVAlen o Charditronic, el meta–sindicato no sigue la lógica impuesta por el mercado a pesar de que por lo general cada quien desarrolla sus propios proyectos artísticos; cada quien es reconocido y amado en su diferencia. Y es que se trata de un grupo formado a partir de relaciones de amor y amistad, un grupo que defiende públicamente los intereses de los desarrolladores indies sobre todo en lo que concierne al apoyo mutuo frente a lógica destructiva del mercado. En este sentido podemos señalar que Steam siempre necesita que salgan nuevos juegos a cada rato, como en una cadena fabril y febril; un proceso de renovación continúa que destruya la viabilidad comercial de los proyectos recién publicados para alimentar la (seudo)novedad infinita; para alimentar, a fin de cuentas, al algoritmo invisible que nos controla.
Al igual que muchos otros, traté de afiliarme al meta–sindicato formado por Alva Majo, Guinxu y el resto, pero me encontré con que necesitaba trabar amistad con alguno de los miembros para poder ser aceptado en el grupo. Tras enviar una propuesta de colaboración a uno de los desarrolladores hacia quien siento una mayor afinidad, sin embargo, tuve la sensación de que algo no marchaba; tal vez la propuesta no había sido bien articulada por mi parte.
El caso es que desde entonces me viene doliendo esta situación, en la que no he encontrado aún un grupo en el que pueda defenderme de la lógica destructiva del mercado. Me duele leer los comentarios en las páginas de videojuegos acerca de que no existe un sindicato de desarrolladores operativo en España, como si estuviéramos ciegos y no supiéramos leer la realidad. Sí, sí existe. Es sólo que uno debe hacerse amigo de Alva Majo o Charditronic para poder afiliarse, y en cierto modo eso está bien porque ellos han formado su grupo autónomo y siguen su propio camino.
Uno no puede pedir que Alva, Charditronic o Guinxu traben amistad con todos los desarrolladores indies de España, pero lo que sí puede pedir es que comprendamos que el grupo al que nos referimos supone un modelo del futuro ya mismo presente, un modelo que nos permite pensar acerca de la necesidad de un meta–sindicato que vaya más allá de las estructuras sindicales tradicionales y que no sólo apele a los desarrolladores indies y a los creadores de contenido; que no sólo interpele a los jugadores sino a toda la sociedad, en tanto que todos debemos superar el desfase entre el avance tecnológico y la fosilización de las estructuras clásicas.
El modelo del meta–sindicado nos permite comprender que los videojuegos son el arte de nuestra época, dada su relación con el ciberespacio y la temporalidad acelerada. A este respecto cabe señalar que el nuevo tipo de organización debería comprender la posición de vanguardia que ocupan los videojuegos, concibiendo de esta manera que la tecnología que utilizamos en nuestros proyectos –como la Inteligencia Artificial o los NFTs, por ejemplo– puede escapar de los intereses del dominio, de modo que dicha tecnología no sirva para controlarnos sino para avanzar hacia un sociedad de nuevo tipo; una sociedad donde la cibernética sea el instrumento de la igualdad y los videojuegos el arte del pueblo.
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