Imagen: Una vista del Arco de San Juan, © Víctor Atobas, 2025
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Canción no tan seria
Víctor Atobas
I
Lo recuerdo con la precisión del capitel zodiacal
fue hace doscientos doce años y siete días
vivía por aquel entonces en la capital del reino
que irradiaba un domingo a diario trágala
antes de salir hacia el campus me engalanaba
con el nervio en la corbata rígido rosco de san juan
fogón infinito
frito en aceite de terracota para proporcionar
sombrilla sombría
y judía vaina
y currículum rancho
y una carta de recomendación
destinada a la embajada nintendo de japón
iba en una línea de aburridas pisadas
guardando las formas
respondiendo con frialdad
posponiendo la cita con mi amiga maría
¿cuántos esfuerzos empleaba en los trapos
para que manacor
pasara por un velero muchísimamente serio?
¿y todo ese trabajo en el velamen para qué?
al rato de llegar a la institución de la facultad de juicio
me entraban ganas de reírme de la moralina imperante
(llamada por edgar allan poe filosofía de la cháchara)
prendía un cohete
y PUUUM
ya estaba a seis millones de kilómetros
¿acudía a clase
buscaba el escarabajo de oro
o ponía una pregunta en el jardín de las zelandas nuevas?
espejito espejito
¿quién es la más bella
idea
del lugar?
¿la idea de kant
acerca del imperativo recto el obedecer premio y apolo?
¿no será que la seriedad kantiana
faculta el acceso al habla del poder?
─la júnjuma siempre engrisadera
nos quiere a las perlas tristes
¡y muchísimamente serios!
II
¿Qué es eso que tienes en la mano?
De ojos azul turquesa
una agente de policía bien parecida
se preocupa por la florecida materia
que se comprime sin cilindro en el papel
no quiere que me intoxique con el trópico
sativa de la calada
sabe cómo se ejercita alada la ética de mi tucán
ha visto que el jirón verde no molesta a nadie
pero teme que me haga daño a mí mismo
─ella se preocupa por mi mano
y yo miro a ver si lleva anillo de casada…
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